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Los vecinos creen que hay menores entre las meretrices de Villaverde

Cien prostitutas trabajan día y noche en calles de la colonia Marconi

Los vecinos de la colonia Marconi, integrada por 1.000 viviendas, aseguran que algunos miembros de la Policía Municipal que patrullan en la zona les han confirmado que hay chicas 'muy jovencitas' entre las prostitutas que ejercen en el barrio. 'Nos dicen que son mujeres de aspecto muy aniñado, pero que, como no tienen papeles, es muy difícil comprobar que son menores', comenta Carlos, uno de los residentes.

El método para descubrir si una chica es menor o no consiste en llevarla ante el Grupo de Menores (Grume) del Cuerpo Nacional de Policía para que un forense determine su edad exacta a través de una radiografía de la muñeca que establece su crecimiento óseo. Una vez comprobado que se trata de una menor, la joven pasa a ser tutelada por la Comunidad. Así ocurrió a finales del pasado mes de marzo, cuando la policía descubrió que una menor kosovar se prostituía en la Casa de Campo. La muchacha fue trasladada a un centro de acogida, pero se escapó de allí para volver a ejercer como meretriz.

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En la colonia Marconi, las prostitutas más jóvenes son las africanas y las que provienen de países del este de Europa, según la denuncia realizada por los vecinos. Como en la Casa de Campo, la zona se divide por nacionalidades. 'Las africanas y latinoamericanas se colocan en las calles del polígono industrial. Las eslavas, en cambio, se separan un poco más y van a la carretera de Getafe a Villaverde', afirman los vecinos.

Las prostitutas ejercen en la colonia Marconi durante las 24 horas del día. A primera hora se dejan ver las meretrices mayores, de 50 años de edad para arriba, que se visten y maquillan con colores chillones, y algunas drogadictas, que a duras penas se tienen en pie mientras reclaman la atención de los clientes que se pasean por allí. Estas mujeres, españolas en su mayoría, son las que ofrecen su cuerpo por menos dinero: un servicio completo cuesta 1.500 pesetas.

Por la tarde, la situación cambia: comienzan a tomar las calles las prostitutas inmigrantes. Son jóvenes africanas, latinoamericanas y de los países del Este. Cuando pasa un coche salen corriendo para intentar que pare. Camioneros que van a trabajar al polígono, jóvenes que llegan andando y algún taxista son algunos de sus clientes.

Los vecinos de la colonia Marconi afirman que, cuando recibieron los pisos, en abril de 1999, ya había prostitución en el polígono industrial que está enfrente de los edificios. 'Pero sólo había unas pocas mujeres. El problema es que, desde finales de 1999, el número de chicas ha aumentado muchísimo. Las tenemos contadas y son unas 100', asegura el presidente de la asociación de vecinos, César Merino. 'Encima, cuando les dices algo, te contestan que ellas llegaron primero', se queja.

Procedentes de Cuzco

Además, los residentes denuncian que, cuando las prostitutas que ejercían en la zona de Cuzco tuvieron que dejar aquel barrio por las protestas y movilizaciones de los vecinos, algunas se instalaron en Marconi. 'Nos preocupa que, si finalmente se cierra la Casa de Campo al tráfico, las prostitutas también se vengan para aquí', subraya Merino.

Los habitantes de la colonia Marconi sólo tienen dos establecimientos comerciales para las 1.000 viviendas de la zona: una tienda y una farmacia.

'Como ya hace buen tiempo, la señora de la tienda nos vende cerveza y nos corta un poco de embutido para que podamos tomar algo en la calle. Si no, esto es desolador', se lamentan los vecinos. Ellos creen, además, que hay pocas posibilidades de que se abran más establecimientos comerciales, porque los edificios se construyeron sin locales para ello.

Los colegios más cercanos están en San Cristóbal de los Ángeles y en Villaverde Alto. El único autobús que atraviesa la zona- el 79- pasa cada 20 minutos, con un poco de suerte. 'Es como vivir en una isla, pero con prostitución y con todos los peligros que eso conlleva', afirman. A esa isla le van a construir, en los próximos meses, otro polígono industrial, el de la Resina.

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