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Reportaje:

La evolución de Bilbao, sin el Guggenheim

Una muestra en el Museo de la Ciudad sobre los cambios sufridos por la urbe vasca deja fuera el mítico edificio

¿Qué tienen en común el futbolista Pichichi, el político Sabino Arana, el pintor Zuloaga y el cineasta Álex de la Iglesia? Pues haber sido parte de la historia de Bilbao en los últimos doscientos años. El Museo de la Ciudad acoge, hasta el próximo día 30, una exposición que, bajo el título Bilbao, una encrucijada entre dos siglos, pretende mostrar las transformaciones que ha sufrido esta urbe norteña en los siglos XIX y XX. Además, la exposición, organizada por la Fundación Bilbao 700 y el Ayuntamiento de Madrid, coincide con el 700º aniversario de la fundación de la ciudad de Bilbao.

'Lo que pretendemos es enseñar una imagen creativa de lo que fue y de lo que es nuestra ciudad, de la transformación del Bilbao chiquito y bonito a una ciudad impresionante', afirma Iñaki Azcuna (PNV), alcalde de la ciudad. La exposición cuenta con unas cien obras de arte que reflejan la proyección nacional e internacional de Bilbao en economía, literatura, periodismo, música, arte y deporte.

Zuloaga, Blas de Otero y Unamuno comparten espacio con Sabino Arana y el futbolista Pichichi

Pero, sorprendentemente, no hay ninguna referencia al Museo Guggenheim, la imagen bilbaína por excelencia desde su inauguración, en 1997; y eso que, para el alcalde de Bilbao, 'el museo ha cambiado la fisonomía de la ciudad: la zona donde se ubica era antes un paisaje agreste y ahora es un sitio maravilloso'.

¿Por qué no aparece entonces el Guggenheim? 'Este museo es algo que está tan metido en nuestras vidas que sería recurrente tratarlo aquí. Así que sólo aparece un momento en uno de los vídeos que se proyectan sobre la ciudad', se disculpa Alfonso Carlos Sanz, comisario de la exposición.

En cambio, en la muestra sí que hay sitio, por ejemplo, para el diseño original que hizo Sabino Arana -fundador del Partido Nacionalista Vasco- de la ikurriña, o para el primer cartel, de 1882, que inauguró la plaza de toros de Vista Alegre con los toreros Chicorro, Gallito Chico y Bocanegra.

Además, de los toros, el fútbol tiene una importancia especial en esta exposición sobre la capital vizcaína. Rafael Moreno Aranzadi, Pichichi, el mejor jugador rojiblanco de la primera época del Athletic, está presente en varias ocasiones. Incluso aparece retratado en un cuadro, Idilio en los campos de sport, en el que aparece hablando con la que sería su esposa. 'Es que Pichichi, junto al alirón y Zarra, son algunas de las aportaciones de Bilbao al fútbol nacional', explica Sanz.

El comisario de la muestra opina además que los bilbaínos no sólo han influido en el deporte rey: 'No ha habido nada que se haya emprendido en Madrid en lo que, desde el punto de vista financiero o empresarial, no hayan participado los bilbaínos', asegura. El alcalde corrobora esta tesis: 'Desde siempre nos ha gustado viajar. Además de influir en el resto de España, lo hemos hecho también en países como Francia e Inglaterra', relata Azcuna.

Pero la exposición no enseña sólo la cara amable de Bilbao. La muestra da a conocer también la crisis industrial que, a partir de 1970, sufrió la ciudad. Las técnicas industriales se quedaron obsoletas y no pudieron competir con países que en ese momento estaban emergiendo, como los de la zona del sureste asiático. 'Fue una crisis industrial sin precedentes, se perdieron miles de puestos de trabajo', se lamenta el alcalde bilbaíno. La crisis, como otras etapas importantes en la ciudad, la reflejaron distintos pintores de la época, y algunos de esos cuadros se pueden ver ahora en el Museo de la Ciudad.

Aparte de los cuadros y las esculturas, las nuevas tecnologías también están presentes en la muestra. Por ejemplo, hay una simulación virtual de la creación del ensanche de Bilbao, se pueden escuchar las voces de los escritores bilbaínos Blas de Otero y Miguel de Unamuno o melodías del músico Jesús Guridi. 'Aquí hay sitio para todos los prohombres que han nacido o han sido importantes para Bilbao', explica Alfonso Carlos Sanz. Como el tenor Florencio Constantino, de finales del siglo XIX. Debajo de un retrato suyo, reza: 'Llegó a competir en el Metropolitan de Nueva York con el mismísimo Enrico Caruso'.

Mientras, el Guggenheim sigue sin sitio, en espera de que su influencia en Bilbao sea más importante o que no esté tan presente en la mente de los bilbaínos y pueda formar parte de una exposición.

Escultura de Miguel de Unamuno, obra de Victorio Macho, expuesta en la muestra sobre Bilbao.
Escultura de Miguel de Unamuno, obra de Victorio Macho, expuesta en la muestra sobre Bilbao.RICARDO GUTIÉRREZ

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