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Elecciones en el País Vasco
Columna
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Estrategia y lealtades

Josep Ramoneda

Ibarretxe propone un debate a Mayor Oreja para distanciarle del PSOE. Y Mayor Oreja responde que sin Nicolás Redondo no hay debate, disipando así de golpe las nubes de bronca entre populares y socialistas que encapotaron el pacto antiterrorista durante unas horas. Naturalmente, no habrá debate. Porque el objetivo de Ibarretxe no era debatir con Mayor sino resquebrajar la alianza entre el PP y el PSOE. La respuesta de Mayor ha sido saludada como un gesto de lealtad que coloca los principios del pacto por encima de los intereses partidarios. Algunos incluso han elogiado el valor ético de su gesto, son los mismos que dan por supuesta la incompatibilidad entre ética y política, con lo cual otorgan a menudo un sorprendente beneficio de impunidad a los gobernantes. Estamos tan acostumbrados a que los políticos se dejen llevar por pequeños rendimientos inmediatos que les ciegan y les impiden ver ni siquiera el medio plazo, que cuando uno de ellos -Mayor Oreja, en este caso- responde pensando en el resultado del final de la etapa más que en los puntos que pueda conseguir en una meta volante doblan las campanas en su honor.

Mayor ha tenido un gesto de lealtad que refuerza la posibilidad de un gobierno constitucionalista después de las elecciones. Pero la elegancia del gesto no es incompatible con los intereses de Mayor como candidato y de su partido. Lo que ha hecho Mayor es no vender su estrategia por un movimiento táctico. Y su estrategia para llegar a ser lehendakari sólo puede ser una: el pacto con el PSOE. De otro modo no llega, ni por la vía política, ni por la ética, ni por la estética, ni por la más elemental aritmética. Y al mismo tiempo demuestra que a veces la lealtad a los pactos y la eficiencia en la defensa de los propios intereses no son incompatibles. Por ejemplo, cuando los pactos responden a un acuerdo de fondo y no son simples ejercicios de funambulismo político para distraer al personal. Al ser leal al PSOE, Mayor Oreja compromete más todavía a los socialistas con los populares. Resultaría muy complicado para los socialistas hacer lehendakari a Ibarretxe pudiendo hacer lehendakari a Mayor. La presión mediática sería enorme y cualquier explicación sería muy improbable que se entendiera, especialmente fuera de Euskadi.

Cabe, sin embargo, una hipótesis nada improbable: que PNV y EH sumen más que PP y PSOE. El lehendakari ha insistido en que no aceptará un pacto de investidura con EH; ha llegado incluso a decir que rechazaría sus votos. ¿Qué significa esto? Podría perfectamente ocurrir que el lehendakari dijera que no quiere los votos de EH pero que se los dieran igualmente porque EH sabe que éste es el mejor modo de desestabilizar más todavía la situación vasca, que es la tarea que le tiene encargada ETA. Para evitar cualquier sospecha, el lehendakari tendría que responder muy concretamente a esta pregunta: ¿qué piensa hacer con EH? Dando por supuesto, él lo ha dicho, que no pactará con los batasunos, la pregunta se ajusta más: ¿qué haría si fuera elegido con el voto de EH que durante la campaña ha rechazado? ¿Dimitiría para dar paso a una coalición sin EH? ¿Buscaría unas nuevas elecciones? ¿O gobernaría a pesar de que la legislatura pasada ha demostrado la inviabilidad de hacerlo en estas condiciones? Ésta es la cuestión clave de la campaña. Ibarretxe no debería eludirla.

En estas circunstancias, el PSOE podría tener la tentación de la alianza con el PNV, con la coartada de sacarle de las garras de EH y asegurar la gobernabilidad. Pero tendría que ser muy evidente la rectificación estratégica del PNV y muy altas sus concesiones a la hora de formar gobierno para que el PSOE pudiese entrar en este envite. La debilidad que mostró el PSOE en sus anteriores alianzas con el PNV no es un buen augurio. Rosa Díez dice que los socialistas se sienten engañados por el PNV, pero hubo tiempos en que se dejaron engañar muy fácilmente. Rechazando a Redondo, Ibarretxe aparentemente ha hecho un mal negocio: ha entregado definitivamente al PSOE a la alianza con el PP. ¿Es una estrategia para preparar un nuevo acuerdo con EH?

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