Una nueva estrategia
'El paradigma de la guerra fría ya no debe guiar las estructuras de defensa de EE UU', dijo ayer Ari Fleischer, portavoz de la Casa Blanca, resumiendo el discurso de George Bush. Este espíritu se traduce en los siguientes elementos:
- Reducción del arsenal nuclear. Bush está dispuesto a eliminar más de la mitad de las 7.200 cabezas nucleares con las que cuenta EE UU. Podría dejarlas en una cifra inferior a las 2.000 o 2.500 citadas como objetivo de las negociaciones START III. Bush podría cancelar las misiones nucleares de los bombarderos B-2 y B-52 y reducir el papel de los submarinos Trident y la fuerza de misiles balísticos intercontinentales.
- Construcción de un escudo antimisiles. En 2004, término de su mandato, Bush querría tener un primer escudo, aunque fuera rudimentario. El más ambicioso proyecto final es construir un sistema con radares y sistemas de interceptación en mar, tierra y aire, situados en varias zonas del planeta.
- Reactivación de la 'guerra de las galaxias'. El Pentágono también recibirá fondos para investigar un sistema espacial de interceptación con rayos láser, la guerra de las galaxias de Reagan. El imaginario escudo final protegería de ataques con misiles de largo alcance el territorio de EE UU, sus fuerzas en el exterior y países aliados como Israel, los miembros de la OTAN, Japón o Taiwan.
- Anulación o retoque del tratado ABM. Bush cree que puede ofrecerle a Putin algo que permita eliminar el gran obstáculo legal al escudo contra misiles: el tratado ABM suscrito en 1972 por EE UU y la entonces Unión Soviética, que prohíbe expresamente ese método de protección.
- Búsqueda de fondos. El proyecto de Bush es mucho más ambicioso que el sistema de interceptación basado en Alaska que fue ensayado en tiempos de Clinton. El de Clinton costaba unos 60.000 millones de dólares, pero el de Bush puede situarse en cientos de miles de millones de dólares.
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