Bush proclama el fin de los tratados de la guerra fría y pone en marcha su escudo nuclear
El presidente de EE UU comunicó previamente su decisión a Putin, Blair, Chirac y Schröder
'El desarrollo de un sistema de defensa contra misiles balísticos hará nuestro mundo más seguro', dijo el presidente estadounidense. 'La guerra fría ha terminado, debemos ir más allá de las limitaciones del tratado ABM', proclamó, en alusión al tratado firmado en 1972 por EEUU y la entonces Unión Soviética que prohíbe explícitamente la creación de sistemas de protección contra proyectiles intercontinentales.
Para evitar las acusaciones de arrogancia y unilateralismo en política internacional de sus 100 primeros días en la Casa Blanca, Bush resumió personalmente a esos seis dirigentes el contenido del discurso que pronunció en la llamada Universidad Nacional de Defensa, un centro de estudios de Washington vinculado al Pentágono.
En ese mismo escenario, Bill Clinton anunció hace ocho meses que dejaba a su sucesor la decisión de continuar o no con los ensayos del NMD. Clinton adoptó esa medida tanto para evitarse complicaciones con Moscú, Pekín y los aliados europeos de EE UU, como por los fracasos registrados en varias pruebas de interceptación de objetivos móviles.
Enterrar reticencias
Bush enterró ayer las reticencias de Clinton y conectó con el espíritu de guerra de las galaxias impulsado en los años ochenta por su correligionario republicano Ronald Reagan. Pero vistió el escudo antimisiles con un nuevo ropaje estratégico. Dijo que el NMD es necesario precisamente porque 'la guerra fría ha terminado' y su concepto de 'equilibrio nuclear del terror es obsoleto'. Para probarlo, Bush está dispuesto a 'reducir rápidamente' el arsenal nuclear de Estados Unidos, que ahora cuenta con unas 7.200 cabezas nucleares. Ni en éste ni en otros temas, Bush dio precisiones, pero fuentes de su Gobierno señalaron que Estados Unidos no tendría problemas en reducir esa cifra por debajo de las 2.000 o 2.500 cabezas. EE UU también ofrece que buena parte de sus fuerzas nucleares abandonen el estado de alerta máxima bajo el que operan desde hace décadas.
En cambio, Estados Unidos, según Bush, tiene 'la obligación' de protegerse, y proteger a sus aliados en Europa y Asia, de lanzamientos de misiles intercontinentales 'por accidente o por personajes como Sadam Husein y otros tiranos que odian a EE UU, que odian la libertad y la democracia'. Rusia y China, dijo, ya no son amenazas para Estados Unidos, pero sí el que 'la tecnología para construir misiles de largo alcance y las armas químicas, biológicas y quizá nucleares' está al alcance de 'países irresponsables'. Bush, según fuentes de su Gobierno, querría tener lista 'una versión rudimentaria' del NMD en 2004.
La Casa Blanca no informó de las respuestas de los aliados europeos. Pero Ari Fleischer, portavoz presidencial, señaló que para Bush la materialización del NMD es 'una cuestión de liderazgo'. 'Bush cree que si EE UU lidera y consulta sabiamente con sus amigos y aliados, éstos encontrarán buenas razones para seguirnos y sumarse a nosotros', dijo Fleischer. Para intentar superar el escepticismo y la oposición de los aliados, una delegación estadounidense visitará varias capitales europeas la próxima semana, y el mismo Bush viajará en junio al Viejo Continente.
Bush también conversó ayer durante 12 minutos con su homólogo ruso, Vladímir Putin, para, según Fleischer, 'compartir con él las razones por las que sigue adelante con sus planes del escudo de protección contra misiles de largo alcance, como medio de preservar la paz'.
Violación del tratado
Bush es consciente, como lo era Clinton, de que el NMD viola la prohibición explícita de dotarse de escudos antimisiles del tratado ABM, suscrito en 1972 por Washington y Moscú. Y está decidido a abrogarlo o retocarlo. Bush proclamó ayer que el ABM 'no reconoce el presente, no satisface las necesidades actuales de paz'. 'Tenemos que dejar atrás sus restricciones', dijo.
L a idea que Bush quiso dejar clara es que Estados Unidos abandona su tradicional estrategia de disuadir a cualquier agresor mediante el mantenimiento de una gran capacidad ofensiva nuclear, capaz de destruir cualquier país y hasta todo el planeta en multitud de ocasiones. 'El presidente ha anunciado una revolución nuclear; su posición puede representar ser un salto cualitativo en el modo en que Estados Unidos ha abordado la cuestión de la disuasión nuclear durante 50 años', reconoció Ivo Daalder, que fue ayudante de Bill Clinton para asuntos de seguridad nacional y ahora pertenece a la Brookings Institution.
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