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Reportaje:

Mitterrand después de muerto

En enero de 1993, los socialistas en el poder saben que van a perder las legislativas de marzo. El presidente François Mitterrand va a tener que resistir dos años de cohabitación, luchando casi en solitario contra la derecha pero también contra el cáncer que limita día a día sus capacidades. El periodista Jean-Pierre Elkabbach obtiene entonces el acuerdo del presidente para entrevistarle, 'para más tarde, para la Historia', tres veces por semana primero, tres veces por mes luego, cuando la salud de Mitterrand obliga a espaciar los encuentros.

France2, un canal público de televisión, emitirá entre el 3 y el 10 de mayo próximos los cinco capítulos de una hora resultantes de esas conversaciones. Se cumplirán entonces 20 años de la llegada a la presidencia de la República de Mitterrand, un hombre que dice de sí mismo que 'si hubiese tenido talento de creador no hubiese hecho política' y que estima que 'la principal calidad de un hombre de Estado es la indiferencia'. Ese atributo no le impide emocionarse cuando se entera del suicidio de Pierre Bérégovoy, 'mi primer ministro y mi amigo', y de manifestar en voz alta, 'no mi cólera, pero si mi indignación', por la manera como había sido tratado por una parte de la prensa.

Los temas abordados son de muy distinta naturaleza, desde sus lecturas de Stendhal hasta el proceso del vichysta Paul Touvier, pasando por sus relaciones con Kohl o Gorbachov. 'Las cuestiones de política interior ocupan buena parte del tiempo, pero también se aborda el papel jugado por la petrolera Elf en África o la conveniencia o no de bombardear las posiciones serbias en Bosnia', explica Elkabbach. 'Hay otros pasajes que han sido sacrificados pero que el canal Histoire recuperará emitiendo la integralidad de las cintas. Ahí, por ejemplo, está la preocupación de Mitterrand para crear la infraestructura necesaria para acoger una gran oleada de emigrantes argelinos ante la perspectiva de que la guerra allí se haga más dura aún'.

Las últimas entrevistas datan de junio de 1994. 'En julio le operaron por segunda vez y no se recuperó de esa intervención. Luego iba a visitarle, pero sin cámaras. Sólo se puso otras dos veces ante ellas: para hablar de cultura en el programa de Pivot y, en septiembre de 1994, para contrarrestar el efecto causado por las revelaciones del libro de Pierre Péan sobre su juventud derechista. En septiembre, cuando fui a buscarle en el camerino, estaba tendido en el sofá, pálido como un muerto. Yo llegaba con mi bufanda roja y no me atreví a decir nada, miré a sus dos colaboradores íntimos, que también parecían anonadados. 'Ya lo ve, Elkabbach, las mujeres sólo saben regalarnos bufandas o corbatas'. Era una voz de ultratumba, pero era la suya. Luego aguantó la hora y media de entrevista y, una vez acabada, nos tuvo una hora de pie, defendiendo a Nerón como un gran emperador, en absoluto responsable del incendio de Roma'.

Mitterrand (derecha) conversa con Chirac en 1995 durante el 50º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Mitterrand (derecha) conversa con Chirac en 1995 durante el 50º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.REUTERS

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