La Iglesia ataca al Gobierno portugués y disculpa a los católicos que violen la ley
Los obispos portugueses lanzaron ayer sus más furibundas críticas al Gobierno socialista de Lisboa desde su llegada al poder en octubre de 1995. La Conferencia Episcopal, reunida desde el lunes en Fátima, alerta sobre la grave crisis de la sociedad, la fragmentación del poder político, la pérdida de confianza en las instituciones y en el sistema judicial, el aumento de la corrupción y de la marginalidad.
El documento explica que 'dirigir un país no consiste en administrar las crisis', y advierte de que 'el fenómeno de la corrupción empaña el valor de la libertad económica, la creciente marginación social, agravada por la explosión de manifestaciones de violencia, genera inseguridad y perjudica la armonía de una sociedad que se querría más justa; surgen síntomas de falta de confianza en el sistema judicial, base indispensable de un Estado de derecho (...); la toxicodependencia y la delincuencia juvenil alertan para una crisis en la juventud, cuya solución está dificultada por la falta de apoyo y protección a la familia y por la ausencia de una osada e innovadora concepción de la política educativa'. Los prelados añaden que 'el poder político está fragmentado y debilitado, existiendo síntomas preocupantes de pérdida de confianza en las instituciones', lo que abre 'márgenes para la ilegalidad'.
La Iglesia dice que quiere colaborar con el poder 'en la construcción de un Portugal digno', para lo cual reclaman de forma urgente una reflexión profunda. Indignados por la legalización de la píldora del día siguiente, las uniones de hecho y las salas de inyección para los toxicodependientes, así como por la universalización del preservativo, el aborto y la eutanasia en la UE, los obispos sostienen que esas leyes no obligan a los católicos: 'Cuando las leyes se apartan de la doctrina de la Iglesia en materia moral y de respeto por la dignidad de la persona humana, ellas no obligan en conciencia (...). Lo que es legal no significa necesariamente el bien moral'.
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