El Museo de Bellas Artes muestra la colorista despedida de EstebanVicente

El pintor Esteban Vicente (Turégano, Segovia, 1903-Nueva York, 2001) se mantuvo activo hasta pocos meses antes de su muerte, el pasado 11 de enero, a punto de cumplir 89 años. Hasta poco antes siguió pintando cuadros de pie, como había hecho desde que en sus años de formación en Madrid abandonase la disciplina de la escultura para volcarse en la pintura, y cuando su estado físico no lo permitió aún tenía energía para seguir dibujando sentado ante un tablero. El Museo de Bellas Artes de Bilbao inauguró ayer una exposición de su última obra, 20 pinturas y otros tantos dibujos de menor formato, que son, plenos de color y vitalidad, 'la decantación de toda una vida', según definió la directora del Museo Esteban Vicente, de Segovia, Ana Martínez de Aguilar.

El color es la luz. Esteban Vicente 1999-2000 muestra en la sala BBK del museo bilbaíno la última obra de un artista que, empujado al exilio, desarrolló su carrera artística en Nueva York, en relación directa con los grandes nombres del expresionismo abstracto. 'En contacto con De Kooning, Pollock o Rothko encontró en la abstracción una forma de expresión', recordó Martínez de Aguilar.

En las pinturas de la etapa final de su vida, Vicente sorprende por la vitalidad de su pintura y la valentía con la que utilizó el color, su elegancia y sutilidad. El propio título de la exposición retoma las palabras del artista, quien defendía que 'la cualidad del color es la luz'. 'Con la primera generación de la Escuela de Nueva York, Vicente dialogó, pero nunca formo parte del grupo', precisó la directora de su museo.

Los conceptos de color y luz entroncan el trabajo artístico de Vicente en una tradición con la que llegaba al conocimiento del mundo, de la materialidad que le rodea, a través de los sentidos, no como resultado de una experiencia intelectual, resumió Martínez de Aguilar.

La directora y el subdirector del museo que lleva el nombre de Esteban Vicente, José María Parreño, quieren transmitir al presentar las últimas obras del artista en Bilbao que los pintores cumplen años, pero la pintura no. 'Contemplando los cuadros de 1999 no encontramos síntomas de vejez', explican en el catálogo de El color es la luz. 'Al contrario, el colorido valiente y la asombrosa luminosidad tienen la fuerza que asociamos a la juventud, pero también la serenidad y la sabiduría conseguidas después de toda una vida dedicada a lidiar con la forma y el color'.

El Museo Esteban Vicente, inaugurado hace tres años, materializa el esfuerzo por recuperar la figura de un artista desconocido en España hasta finales de los años 80, que desarrolló una fecunda carrera artística en Nueva York en la segunda mitad del siglo XX. En la pinacoteca segoviana se muestra una selección de su pintura, realizada entre 1925, cuando aún vivía en Europa en contacto con destacados miembros de la Generación del 27, y 1997. La obra seleccionada para Bilbao es propiedad de sus herederos.

En El color es la luz se muestra sólo dos años de trabajo, pero, en opinión de Martínez de Aguilar, la exposición reúne todos los elementos del lenguaje de Vicente: 'Un cromatismo que encuentra en el contraste el principio rector de la armonía', 'un color perfectamente estructurado', y 'topografías del blanco, meros esqueletos que va a cubrir el color con su carne luminosa'. Y para acercarse a su forma de entender el arte, el catálogo reproduce en su totalidad por vez primera sus escritos Vicente sobre la pintura.