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Reportaje:

Un astronauta ante 600 escolares

El astronauta español contesta a las preguntas de 600 escolares por videoconferencia desde Houston

El astronauta Miguel López Alegría aterrizó el pasado lunes en Madrid en misión especial. Lo hizo mediante videoconferencia desde Houston (EE UU) y en pleno barrio de la Concepción: en el colegio concertado Obispo Perelló, donde unos 600 chavales de entre 12 y 18 años esperaban respuestas concisas a la cuestión espacial. '¿Estáis bien?', rompió el hielo con acento norteamericano el astronauta español. Y los chavales respondieron, a voz en grito y con grandes aplausos, que sí.

López Alegría, de 43 años pero hecho un chaval, mostró a los escolares un vídeo con un paseo espacial: el de septiembre del año pasado cuando, tras alcanzar junto a otros seis astronautas la Estación Espacial Internacional (ISS) con el Discovery, logró colocar dos grandes piezas estructurales. 'La sensación del despegue es de mucha velocidad: hay mucho ruido, mucha vibración. La de llegar al ISS es como llegar a tu casa cuando ha estado mucho tiempo vacía. Y luego está lo de flotar, que es muy agradable'.

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Pero si algo levantó pasiones en el auditorio fue la gestión que hacen los astronautas del tiempo libre. Máxime en una misión como aquella, en la que estuvieron dando vueltas más tiempo de lo previsto. 'Aprovechamos para hacer ejercicios', comentó López Alegría frente a una imagen de un astronauta girando sobre sí mismo una y otra vez. 'Es mucho más fácil que en la tierra', comentó. 'Jugamos al béisbol, al principio con una pelota, luego con un M&M. Aquí lo podéis ver'.

'¿Siempre quiso ser astronauta?', preguntó el profesor que presidía la mesa redonda, Francisco José Sánchez, haciendo de portavoz. 'Cuando era pequeño quería ser astronauta y bombero. Es una fase por la que todo el mundo tiene que pasar. Luego, a los 25 años, cuando era piloto de la marina americana, me lo planteé en serio', aseguró, y advirtió: 'Como sabéis, no hay ninguna carrera específica para ser astronauta. La mayoría provenimos de estudios de ciencias o de ingenierías. La Agencia Europea Espacial hace cada cierto tiempo una selección'.

López Alegría no fue el único ser del espacio exterior que visitó el centro para celebrar la semana cultural del Obispo Perelló. También estuvieron -y éstos transmitieron sus conocimientos de viva voz- la representante en España de la NASA, Ingrid Desilvestre, y el representante de la Agencia Espacial Europea, Valeriano Claros. Desilvestre puntualizó: 'La mayoría de los astronautas tienen un doctorado o incluso dos. Hay que ser piloto. Y tener muy buenas condiciones físicas y psíquicas, porque deben estar preparados para responder en caso de emergencia con mucha tranquilidad'.

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Clarós y Desilvestre dejaron también claro que, en el continente, ser astronauta es más compatible con ser varón. 'En EE UU, el 40% son mujeres. En Europa había una. Pero se casó con un astronauta y se marchó', comentó la representante de la NASA, y los estudiantes rompieron a reír.

También causó sensación la vida cotidiana de estos héroes en el espacio. ¿Qué comen? López Alegría mostró unos cacahuetes y unos chocolates y un 'revuelto deshidratado' envasado al vacío, con un aspecto de lo más deprimente, que, según explicó, hay que conectar a una máquina para devolverlo a un estado más propicio para ser ingerido.

¿Cómo se comunican con sus familias? Clarós aseguró que lo que dicen los astronautas lo puede escuchar todo el mundo que esté en las estaciones. Por eso, cuando quieren mantener una conversación -al menos ocurrió así con el Apolo en su viaje a la Luna-, hay que desconectar todas las estaciones excepto aquélla en la que está la familia 'para mantener el carácter privado de la conversación'.

¿Qué se siente, qué echan de menos cuando están en el espacio? 'Pues os va a sorprender, pero lo que más echamos de menos son los amigos y a la familia, una comida normal... Vamos, que cuando estamos en el espacio añoramos la vida terrestre. Aunque tenemos que reconocer que ser astronauta es un gran privilegio'.

Miguel López Alegría, rodeado de niños, en el Museo del Espacio de Coslada en 1999.
Miguel López Alegría, rodeado de niños, en el Museo del Espacio de Coslada en 1999.BERNARDO PÉREZ

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