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Entrevista:KEPA TORREALDAY | PRESIDENTE DE LOS LIBREROS DE VIZCAYA

'Hay auténticas obras que pasan de puntillas por las librerías'

La celebración del Día Internacional del Libro sirve todos los años de altavoz para llamar la atención sobre los bajos índices de lectura. Mientras la producción editorial se incrementa, el número de lectores se mantiene. Además, el actual sistema de comercialización y marketing hace que obras importantes se pierden en las estanterías de las librerías. 'Muchas pasan de puntillas', reconoce Kepa Torrealday (Bilbao 1961), presidente del gremio de libreros de Vizcaya.

P. El 45% de los vascos no ha leído nunca un libro ¿no es un poco escandaloso?

R. Desde luego. Aunque la cifra puede ser positiva, ya que en otros sitios se lee aún menos. De todas formas, es preocupante porque lleva parejo un empobrecimiento cultural muy grande.

P. ¿Se puede hacer algo para enganchar a la lectura?

R. Es muy difícil. Parece un contrasentido pero, aunque desde hace tiempo se trabaja en las escuelas con animaciones lectoras y se inicia a los niños en el mundo mágico del libro con un montón de motivaciones, cuando crecen se produce un rompimiento ¿Cómo engarzar al chaval de 13 o 14 años con las primeras novelas? En esa franja es cuando se pierde el interés y se decantan por otras formas de ocio, como la tele o Internet. Y luego está el hogar, que es donde el niño respira. Los libreros también tenemos que ser un poco más imaginativos y las instituciones, promover iniciativas.

P. Las bibliotecas municipales de Bilbao recibieron el pasado año 173.000 usuarios. ¿Es una forma de captar lectores?

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R. Yo creo que sí. Las bibliotecas han ido ampliando sus fondos, pero también una serie de autores y actividades que hacen posible que los que se acercan a ellas encuentren aquello que están buscando. Hace años, entrabas a una biblioteca y era un poquito vergonzoso. No había obras de referencia, ni libros actuales, ni diversidad.

P. ¿Una feria del libro sirve para algo más que para que vendan los autores conocidos de siempre?

R. Todo aporta su granito de arena. Las ferias lo que hacen es dar al libro un cierto protagonismo. Más que nada, que la gente se conciencie un poco de la importancia que puede tener un libro y de la importancia que tiene leer. También sirve de recordatorio para decir que los libros siguen ahí e insistir en el vicio de leer; con eso ya es suficiente. Aunque atraer lectores sólo con una feria es imposible.

P. ¿No debería servir la feria también para dar a conocer a autores sin renombre?

R. Cuando los libreros defendemos nuestras librerías [el 55% de los libros se venden en estos establecimientos] y nos quejamos del empobrecimiento cultural que trae la competencia desleal de las grandes superficies, que priorizan el best seller, es precisamente porque reivindicamos una gran pluralidad. Me refiero a esos autores, que tienen obras de calidad, pero que no son reconocidos, a esas obras de tiradas cortas o a editoriales que carecen de un potencial de marketing. En estos casos las librerías cumplen esa función de dar cabida a todos esos autores y editoriales. Como las librerías desaparezcan, si ahora lo tienen mal, lo van a tener bastante peor.

P. ¿Los nuevos soportes harán algún día desaparecer el libro como tal?

R. Luchar contra las nuevas tecnologías es absurdo. Tenemos que ver qué aspectos positivos nos pueden aportar. Acercar la librería a través de librerías virtuales, estar en la Red, es positivo, y no me refiero como canal de ventas. El placer de tocar, de leer un libro, ahora no está en la pantalla. Las experiencias de Stephen King y Arturo Pérez Reverte en Internet no han sido muy positivas.

P. ¿Es excesiva la producción de libros para tan pocos lectores?

R. Está en torno a los 56.000 títulos anuales. Los libreros no tenemos capacidad para todo lo que sale publicado y con eso lo único que se hace es perjudicar, porque no podemos mostrar los libros todo el tiempo que quisiéramos y nos hacen elegir ciertas obras. Ello provoca que haya auténticas obras importantes que pasan realmente de puntillas por las librerías.

P. Las publicaciones en euskera aumentan, pero ¿son todavía pocas?

R. No hay relación entre quienes pueden leer y comprender euskera y los que eligen un libro en euskera. Cuesta mucho que aparezcan autores, aunque últimamente hay más. Pero es necesario un mayor apoyo institucional y de los compradores.

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