El primer Sant Jordi de Mas
El chocolote, la horchata, los zumos y los bizcochos pusieron un dulce colofón a la homilía -línea dura- del cardenal arzobispo de Barcelona, Ricard Maria Carles, contra las parejas de hecho. Así se iniciaban los actos que con motivo de la Diada de Sant Jordi tuvieron como escenario el Palau de la Generalitat. Lo que cada año es un trámite para la clase política catalana ayer tuvo pequeños alicientes. Por ejemplo: fue el primer Sant Jordi con Artur Mas como conseller en cap y delfín ungido. El propio presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, era plenamente consciente del debut de su sucesor: cedió protagonismo en el Pati dels Tarongers a un Mas que así pudo medirse declarativamente con el líder de la oposición, Pasqual Maragall, sobre la futura moción de censura que el dirigente socialista ha indicado que va a presentar.
Pujol, no sin antes advertir que Sant Jordi es una 'fiesta de afirmación patriótica', desapareció de primera fila. Maragall lo buscó infructuosamente. Y en su lugar tuvo que conformarse con Mas. La foto fue, por tanto, la de ambos candidatos a suceder a Pujol.
Pero ayer el interminable culebrón de la moción de censura era lo que menos importaba a los políticos. Muchas de las conversaciones del Pati dels Tarongers recogían la preocupación por otro importante relevo: el de Llorenç Serra Ferrer al frente del Barça.