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Una torre de Babel política

Los menores inmigrantes llegados a Canarias en lo que va de año proceden de Marruecos, Nigeria, Sierra Leona y Liberia. Esta diversidad de origen no facilita, desde luego, el trabajo de los educadores. Pero si los centros de acogida se parecen a una babel de idiomas y cotumbres, la Administración no les anda a la zaga, si bien por motivos diferentes.

La inmigración de menores es una patata caliente desde cualquier punto de vista que se aborde. En eso coinciden todos los implicados en el problema. Y ciertamente existen unas cuantas perspectivas para acercarse a él: siete, para ser exactos. Las enumera Pedro Santana, coordinador de CEAR en Fuerteventura.

Como máximo responsable aparece el Gobierno canario, que a través de la Dirección general del Menor tiene la tutela de los pequeños inmigrantes. Pero también opinan, y actúan, la Fiscalía de Menores, que vela por sus derechos; el juez; la policía, a través del Grupo de Menores; la Delegación del Gobierno, que decide sobre las repatriaciones y sobre los permisos de residencia; los cabildos, responsables de la guardia y custodia, y las Organizaciones No Gubernamentales, que gestionan los centros de acogida.

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'Cada una de estas instituciones suele discrepar de todas las demás', explica Santana. Por si esto fuera poco, las autoridades propenden a trasvasar a los menores de una isla a otra. Las llamadas del consejero Marcial Morales a la solidaridad interinsular apenas son atendidas.

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