En los campamentos saharauis
Volveré a los campamentos de refugiados saharauis siempre que pueda. Volveré una y mil veces y una y mil veces sentiré la misma sensación de impotencia y la misma tristeza infinita al volver, porque nunca, en mi testaruda cabezota, entrará la razón del sufrimiento inhumano de todo un pueblo durante 25 años.
Y no encuentro razón alguna porque no la hay, porque nada justifica, bajo ningún concepto, que miles y miles de vidas humanas se pudran humilladas en el desierto en la más absoluta y denigrante de las miserias con el consentimiento de unos gobiernos pasivos que les vuelven la cara.
A veces pienso, iluso de mi, que por una vez aquellos que rigen el destino de los países escucharán la voz de los pueblos a los que gobiernan, escucharán y entenderán. Se olvidarán de intereses comerciales y económicos y, por una vez, primarán el bien de los pueblos, de las vidas humanas.
Volveré a los campamentos saharauis una y mil veces y una y mil veces, iluso de mí, sentiré la misma impotencia y la misma tristeza infinita al volver. Y en el fondo, la esperanza de que todo algún día cambiará.
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