Muñoz Molina y Miguel Narros, premios de Cultura de la Comunidad

Alicia Moreno, consejera de Cultura, subrayó ayer, un día después de que el jurado tomase la decisión definitiva, que estos premios reconocen tanto una trayectoria artística como trabajos que han destacado a lo largo del año 2000. 'Los premios reflejan a dos generaciones. Por un lado, los grandes maestros, y por otro, creadores que están en la cresta de la ola, con trabajos muy significativos', explicó la consejera. Formaron parte del jurado, además de Moreno (su presidenta), el viceconsejero de Cultura, José Antonio Campos; el director general de Promoción Cultural, José Manuel Pérez Aguilar, y el director de Archivos, Museos y Bibliotecas, Carlos Baztán.

Junto a ellos tomaron la decisión Gregorio Salvador, vicepresidente de la Academia de la Lengua; Fernando Méndez-Leite, director de la Escuela de Cine de Madrid y cineasta; Ana Victoria Cabo, presidenta de la Asociación de Profesionales de la Danza, y el historiador de arte y experto en fotografía del Centro Nacional Reina Sofía y la sala de exposiciones del Canal de Isabel II Rafael Doctor.

Antonio Muñoz Molina aseguró ayer sentirse 'encantado' con este premio, con el que se reconoce, como destacó Moreno, no sólo la calidad de su última novela publicada, Sefarad, sino toda su trayectoria.

'De todas partes'

Los premiados, aunque trabajan en Madrid, son, como casi todos en esta región, 'un poco de todas partes', como recordó Muñoz Molina. 'Es un gesto. Prefiero que me den un premio porque me lo merezca que por ser de un lugar u otro', subrayó el escritor y académico nacido en Úbeda (Jaén).

'Una de las grandezas de Madrid es que acoge a todos los que quieren desarrollar aquí su labor', apuntó Moreno. José Luis Borau, reciente premio Goya al mejor director de cine por Leo, es de Zaragoza; el director artístico del Teatro Real, Luis Antonio García Navarro, es natural de Chiva (Valencia), y Antonio López, de Tomelloso (Ciudad Real), aunque a la memoria siempre vuelvan, en su caso, sus magníficas visiones de los paisajes del centro de la capital. Miguel Narros, que sí es madrileño, se encontraba ayer en Pamplona ultimando los ensayos de La dama no es para la hoguera, de Christopher Fly, una producción de teatro de Navarra. 'Es muy gratificante que se reconozca tu labor, y más junto a nombres tan prestigosos', declaró Narros poco después de conocer la noticia. La sorpresa fue la nota predominante en la primera reacción de los galardonados.

Pero sin duda el más soprendido fue el fotógrafo Luis Baylón, que ni siquiera sabía que este año se incluía esta disciplina entre los premios de la Comunidad. 'Es un impulso más para este arte en pleno auge', dijo el creador, para quien 'son muchos los fotógrafos estupendos que hay ahora en Madrid, es un verdadero boom, sobre todo en los últimos cinco años'.

También en las filas de la vanguardia milita la coreógrafa y bailarina Carmen Werner, que el año pasado estrenó en el festival Madrid en danza su montaje El tiempo en un instante, dedicado a la ópera. En él, además de los bailarines de su compañía, intervienen un tenor, una soprano y un cuarteto de cuerda. Estará en el teatro Nuria Espert de Fuenlabrada el próximo 28 de abril. 'Este premio ha sido toda una sorpresa', confesó Werner, 'y un orgullo, no porque reconozca mi labor personal, sino porque es un empujón más a la danza contemporánea'. Werner prepara desde Madrid un estreno en otra comunidad, en este caso Valencia, adonde llevará Fine romance, su nuevo montaje, dentro del festival de danza de esta ciudad.