Aznar reclama la 'complicidad' de lo mejor de los vascos frente a 'utopías sangrientas'

El PP convocó ayer en Bilbao a su Comité Ejecutivo Nacional para reafirmar ya en plena precampaña electoral vasca, y según señaló el propio Aznar, que su proyecto 'plural' y ambicioso para España en el próximo decenio, consistente en situar el país entre los mejores de Europa, tiene mucho que ver con lo que suceda el 13 de mayo en Euskadi. Y engarzó ese señuelo con una serie de avisos sobre la inminente negociación para revisar el Concierto Económico vasco, que fija las condiciones de financiación de esta autonomía. Aznar advirtió al Gobierno vasco de que no use ese terreno de la revisión de ese valioso instrumento 'ni para confrontarse con el Ejecutivo central ni para proyectar imagenes de privilegio que son nocivas e injustas'.

Aznar se adentró así en la situación política del País Vasco para destacar que hasta ahora al PP y al PSE les 'ha tocado aguantar, sufrir y muchas veces morir'. Y enfatizó mucho, como ha hecho en sus últimas intervenciones en Euskadi, que su vocación no es aguantar 'ni seguir soportando'. 'Queremos gobernar y sabemos gobernar', remachó Aznar, 'para cambiar las cosas'. Y apuntó cómo: 'De la misma manera y con la misma actitud que hasta ahora, dando testimonios de civismo y de lealtad, compartiendo con todos y no excluyendo a nadie, excepto a los que quieren destruir la convivencia'.

El presidente del Gobierno sintetizó luego las dos ofertas que según su criterio se presentarán el 13 de mayo a las elecciones. La del modelo 'abierto, plural, celoso de su autogobierno en el marco constitucional y estatutario', que situó en los partidos autonomistas. Y el proyecto de los nacionalistas, que definió como un pantano de interrogantes que no puede dar respuestas a los ciudadanos y que 'venden utopías sangrientas y totalitarias de ayer o de hoy, las vendan como las vendan o en nombre de quien las hagan, sea la raza, un pueblo o una nación'. Por si no lo había dejado suficientemente claro, Aznar insistió en promocionar al PP como el partido 'de las propuestas claras, las personas honradas y los compromisos inequívocos con las víctimas del terrorismo' y al PNV con 'los discursos erráticos y confusos, que lejos de practicar la reflexión y la moderación delatan la debilidad de quien los hace'.

'Diálogo postizo'

En ese campo de las equiparaciones, Aznar remarcó que el PP quiere el 'diálogo auténtico' frente a otras formaciones, en alusión de nuevo al PNV, que busca un 'diálogo postizo y sin condiciones, que esconde la rendición'. Para apuntalar ese campo de discrepancias, Aznar subrayó las penalidades de su partido 'para impedir que el miedo o el silencio, hijo del miedo, se apoderara de la realidad mientras otros han vivido en la irrealidad más degradante'. Y apostilló: 'Mientras nosotros hemos apoyado y reconocido a quienes sufren el terror y la expulsión, otros han cargado sus palabras de odio con piedras como balas'.

Ya encarrilado, Aznar reclamó a los vascos que opten en las urnas entre los que siembran el miedo y los que 'aspiran a la normalidad'. Y reservó para el final su emplazamiento de 'unidad y complicidad' a la sociedad vasca, 'hoy más que nunca', para que diga '¡basta ya!'.

Ni Aznar en su discurso de media hora, ni el candidato a lehendakari del PP, Jaime Mayor Oreja, que hizo una breve exposición sobre la importancia de movilizar en esta cita autonómica a los mismos votantes (325.000) que en las elecciones generales, ni el secretario general del partido, Javier Arenas, en su informe, dedicaron una sola palabra a replicar las duras intervenciones del pasado fin de semana de los líderes del PNV, Xabier Arzalluz o Juan José Ibarretxe. Ni directa ni indirectamente. En el PP sostienen que ante el fracaso constatado de movilización por parte del PNV para el Aberri Eguna (Día de la Patria Vasca) no era conveniente entrar en el juego de réplicas para no concederle más trascendencia.

Arenas, eso sí, quiso precisar, sobre la posibilidad de pactos poselectorales con el PSE en el marco del acuerdo antiterrorista firmado entre PP y PSOE, que su posición era la misma que la mantenida hasta ahora por el candidato socialista, Nicolás Redondo Terreros, y por el secretario general de ese partido, José Luis Rodríguez Zapatero.