Aznar encarga a Rato que asuma mayor protagonismo en el enfrentamiento con el PSOE
El responsable de Economía tendrá que asumir el papel que han dejado vacante Mayor y Rajoy
La salida de Jaime Mayor Oreja del Ministerio del Interior para concurrir como candidato a lehendakari y su relevo por parte de Rajoy, el pasado mes de febrero, han privado al Ejecutivo de dos de sus principales activos, según afirman fuentes del PP.
El presidente Aznar no ha tenido que insistir mucho para que el propio Rato concluyese que él debía tomar ese testigo, especialmente en el aspecto político, al menos hasta que se produzca la remodelación del Gobierno que el presidente podría llevar a cabo para afrontar el final de su mandato y el complicado debate sobre su sucesión. Entre otras razones, porque desde el Gobierno se prevé un endurecimiento inmediato de la forma de hacer oposición por parte del PSOE, tras una primera etapa en la que su líder, José Luis Rodríguez Zapatero, se estrenó con la imagen del estadista que propone grandes pactos.
Aznar, Rato y numerosos dirigentes del PP sostienen que el Gobierno debe estar en disposición de enfrentar a sus principales figuras contra los dirigentes del PSOE desde posiciones más duras. Y constatan que,con la salida de Mayor, la dedicación exclusiva de Rajoy a Interior, y el papel menor que está jugando el ministro portavoz, Pío Cabanillas, esa labor de ariete sólo puede asumirla con garantías Rodrigo Rato, aunque el secretario general del PP, Javier Arenas, actúa hace tiempo como portavoz oficioso de Aznar desde el partido.
Pacto del Plan Hidrológico
Además, los asuntos que se presume que serán estrella durante este año y que Rato ya debía coordinar como ministro de Economía -la reforma laboral, la de las pensiones y el nuevo sistema de financiación autonómica- facilitará su protagonismo sin necesidad de grandes revoluciones internas en el Ejecutivo.
Rato mantiene una muy buena sintonía personal con Jordi Pujol, el presidente de la Generalitat y máximo responsable de Convergència i Unió (CiU), principal socio del PP, con quien celebra periódicas entrevistas. Las más recientes se han producido para pactar el Plan Hidrológico Nacional (PHN). Rato negoció esta cuestión, directamente y en secreto, con Pujol, y también con su futuro sucesor, Artur Mas, antes de que una delegación del Gobierno y del PP y otra de CiU se sentasen en Madrid a consensuar las enmiendas al PHN, cuyo texto los nacionalistas catalanes se han comprometido finalmente a apoyar.
Rato, además, es uno de los tres vicesecretarios generales del PP, puesto que aún no ha decidido si debe preservar en el XIV Congreso Nacional que el partido convocará en septiembre para que se celebre a finales de enero de 2002.
La propuesta del jefe del Ejecutivo a su vicepresidente segundo para que aumente la relevancia de su papel político se produce cuando aún suenan los ecos de la sorpresa que causó, hace apenas un mes, su automarginación de la sucesión de Aznar como candidato del PP a las elecciones legislativas de 2004. Rato llamó al jefe del Gobierno para ofrecerle personalmente explicaciones, ya que Aznar se mostró muy molesto por entender que su vicepresidente segundo había abierto el debate de la sucesión antes de tiempo.
El presidente respondió intempestivamente en una rueda de prensa, celebrada en marzo en La Moncloa con motivo de la visita del presidente de la República Checa, Milos Zaman, que la autoexclusión de Rato ni le sorprendía ni alteraba sus planes. Después, tras una conversación personal entre ambos, se mostró menos frío, hasta el punto de que en una entrevista radiofónica reveló que Rato hubiese podido ser en este Gobierno lo que hubiera querido, desde vicepresidente primero a ministro de Asuntos Exteriores, pero declinó ambos cargos.
Fuentes de La Moncloa interpretaron que el ascenso de Mariano Rajoy a la vicepresidencia primera podía obedecer a que Aznar quería proteger a Rato para no marcarle claramente desde el comienzo de la legislatura como su sucesor. Rato, sin embargo, tenía sus propios planes.
Según fuentes próximas al vicepresidente, una vez que éste decidió que no quería o no debía ser el candidato del PP a La Moncloa en las próximas elecciones generales, diseñó cómo afrontar la última fase de una carrera política de 20 años.
Según esa versión, el propio Rato pactó con Aznar ser sólo vicepresidente segundo y delegar parte de su poder prescindiendo del Ministerio de Hacienda. Y pensó que así sería más factible ir preparando su retirada para, al llegar el 2004, dedicarse totalmente a actividades privadas, tanto familiares como empresariales.
Sin embargo, Aznar, que tiene sus propios planes, le ha encargado que vuelva a la primera línea de la lucha política y asuma un protagonismo tal vez indeseado.
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