Mirar al pasado para diseñar el futuro

Como en la primavera metereológica, la Primavera del Diseño se ha avanzado a su despegue oficial con una serie de exposiciones. Pero es a partir del próximo miércoles, día 18, que el disparo de salida pondrá en marcha todo un conjunto de actividades que este año tienen como concepto básico y aglutinador un lema aparentemente críptico: REW >FFWD, que expresa, aludiendo al mecanismo de los aparatos de reproducción de vídeo, la idea de rebobinado (rewind) y avance (fast forward). 'Hay que rebobinar atrás para entender cosas, pero hay que avanzar hacia el futuro para detectar aquello que puede venir. La intención de esta Primavera es situarse entre la memoria y la capacidad visionaria', explica Uli Marchsteiner, comisario de este evento.

Esta semana son 13 las exposiciones que se presentan en Barcelona y otras poblaciones catalanas con una amplia variedad de disciplinas. Diseño británico, con Millennium products and the role of design in the innovation; mobiliario, con la actualización contemporánea de viejas piezas intervenidas artísticamente por Perico Pastor, Guillermo Pérez Villalta o Serra de Rivera; joyería moderna, con a-m punto joyas punto net, que trata de imbuir en las alhajas el cruce de culturas, o diseño gráfico, con una exposición dedicada a Jordi Cuyàs. En total serán casi un centenar de exposiciones que, hasta el 21 de junio, abarcarán también campos como la arquitectura, el diseño industrial o las nuevas tecnologías.

Para el comisario de la Primavera del Diseño, el momento que vive el diseño se relaciona mucho con la interactuación del pasado con el futuro. 'En este cambio de milenio estamos en un momento de nostalgia que se expresa, en el diseño de coches, con el éxito del nuevo Beetle, el Mini que vuelve a salir o la recuperación de algunas de las formas de los años cuarenta en automóviles americanos'.

Lo que para Marchsteiner está claro es que la mirada hacia el futuro no ha de ser de ciencia-ficción, sino que debe basarse en problemas que seguro tendrán una proyección hacia adelante como puede ser la ecología, los nuevos materiales y la duración de los productos. 'La ecología tiene que ser siempre un tema cuando se piensa en un diseño. También hay que tener en cuenta que otra manera de ecologismo es reducir la producción o el volumen de material que se emplea. Es absurdo que entremos en una tienda y encontremos 10 tipos de aspiradores que prácticamente hacen lo mismo'.

Uli Marchsteiner ha asumido la responsabilidad de la Primavera, una celebración de carácter bienal, a los 10 años de su primera edición y en un momento en que se cuestiona su actual planteamiento. 'Creo que necesitaría de una estructura organizativa permanente para que el comisario pudiera centrarse más en una labor intelectual y dejar de lado los aspectos de mera gestión'. Juli Capella, que junto a Quim Larrea fue en 1991 el primer comisario de la Primavera, opina en la necesidad de cambio. 'La Primavera necesita una refundación que incidida en aspectos como la crítica, la apertura social y la experimentación'. Capella reparte las culpas de un cierto anquilosamiento entre el propio sector, la industria y las instituciones. 'El mundo del diseño es endogámico, por eso necesita de tanto en tanto salir a la calle y alimentarse de ella. También sería necesario una experimentación que no corresponde a las grandes empresas, sino a las instituciones que deben apoyar la investigación'.

Esta discusión sobre la idoneidad de la Primavera coincide con otra discusión importante sobre el tema, la de un futuro museo dedicado al diseño. Es una vieja aspiración de Barcelona que, tras varios fustrados intentos, parece que ahora podría materializarse si bien aún no está definido su futuro perfil. De momento, el Ayuntamiento de Barcelona ya ha unificado la gestión de cuatro de sus museos -Artes Decorativas, Cerámica, Textil y Artes y Tradiciones Populares- de cara a un futuro Museo de las Artes Aplicadas. Con todo, este proyecto, que aún debe definirse y que ha recibido numerosas críticas por parte de los especialistas en cerámica, choca con otros proyectos centrados más específicamente en el diseño para los que se están elaborando ya varios estudios.

Para Juli Capella, redactor de uno de los estudios, 'llegaríamos tarde y mal si quisiéramos llenar objetualmente un museo con toda la historia del diseño'. Su apuesta se dirigiría a la creación de un centro de investigación y estudio, concebido desde la perspectiva de la sociedad digital. 'Sería muy costoso reunir un fondo histórico, pero sí que se podrían realizar exposiciones sobre un tema concreto como el uso del plástico o el diseño de los años cincuenta'. El diseñador André Ricard piensa que 'el futuro museo del diseño ha de ser un espacio nada estático, vital e interactivo, que induzca a reflexionar al público, pero que también le ofrezca diversión'. Para Ricard, las colecciones de que se dispone 'son importantes e incluso habría que aumentarlas, pero no son los únicos elementos que requiere un museo. Los objetos adquieren relevancia si se les otorga un hilo conductor'.