El mundo de Asier

Asier tiene siete años. Es un niño de Euskadi como cualquier otro de su edad, una edad a la que empieza a salir de ese maravilloso mundo interior y apartado de la infancia, en el que sólo caben juegos y fantasías, para acercarse un poco a la cruda realidad, ésa en la que los adultos estamos atrapados y de la que ellos también serán algún día irremisiblemente prisioneros. Con esa edad, Asier percibe del mundo que le rodea lo que ve por televisión, lo que escucha en la radio, lo que ve en las portadas. Sabe que en África la gente es pobre, que las vacas se han vuelto locas o que muy cerca de su casa matan a gente. Sabe que el culpable de esas muertes es ETA. Asier probablemente no sepa lo que es ETA, no entiende de política, pero sabe que mata. Y tiene miedo. Por mucho que su madre le diga que ni a él ni a ninguno de los suyos les va a pasar nada, llora cada vez que se entera de una muerte y se asusta cuando ve una simple pintada, cuando oye un ruido extraño. Y por mucho que su padre le explique (sabiendo que no es cierto) que sólo matan a gente importante, de la que sale en la tele, Asier se despierta algunas noches llorando porque ha soñado que hay una bomba en su casa. Asier no entiende ese mal despiadado e injustificado porque viene de un mundo en el que siempre ganan los buenos y donde sólo mueren seres viles y crueles, nunca inocentes. Nosotros nos hemos acostumbrado a vivir entre tanta mentira y tanto odio, sin libertad, pero ojalá que, como en el mundo de Asier, aquí también sean los buenos los que ganen y podamos por fin vivir en paz y en libertad en este hermoso país.-