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ECONOMÍA

La batalla por América Latina

EE UU sacude a la UE con un pacto panamericano para crear una zona de libre comercio en 2005

Fernando Gualdoni

Estados Unidos asestó un duro golpe a la Unión Europea el pasado fin de semana, cuando 34 ministros de Comercio de países americanos, con la excepción de Cuba, acordaron un calendario para poner en marcha el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), a más tardar, el último día de 2005.

La idea de la creación del ALCA la lanzó EE UU en la primera Cumbre de las Américas, celebrada en Miami hace siete años, y el compromiso asumido por los países americanos en Buenos Aires el fin de semana pasado fue el resultado de tres años de profundización de las negociaciones. Durante todo ese tiempo, el ALCA era una nube negra en el horizonte de la UE en la carrera con EE UU por ganar influencia en América Latina. Desde hace una semana, la UE tiene la nube encima y la sorprende sin paraguas.

El calendario pactado en la capital argentina es el primer paso concreto hacia la constitución del ALCA, pero los más importantes y difíciles -es decir, los acuerdos que definirán los productos y servicios que se comerciarán libremente, las condiciones de acceso a los mercados, la eliminación de subsidios y barreras tarifarias- aún no se han dado. Algunos analistas consultados, como José Ramón Díez, de Caja Madrid, son escépticos acerca de la viabilidad del ALCA. 'Como idea es brillante, pero ponerla en marcha no será nada fácil'. Díez, como otros expertos, se pregunta cuán realista es el ALCA, donde se tienen que poner de acuerdo 34 países con grandes diferencias de desarrollo y tamaño, si el Mercosur, que fue creado en 1989 y sólo lo componen cinco países, es aún frágil y deficiente en muchos aspectos.

Los analistas más optimistas destacan que si EE UU y Brasil se ponen de acuerdo en que el ALCA vale la pena, la zona de libre comercio desde Alaska hasta Tierra del Fuego será una realidad. Ambos países son los que presidirán de forma conjunta las rondas de negociaciones del ALCA en su etapa más decisiva, desde mediados de 2002 hasta 2004. Para enero de 2005, las bases de constitución del bloque comercial ya deberían estar pactadas, según el calendario.

Los analistas, incluso los más escépticos, reconocieron que, a pesar de los traspiés del Mercosur, su existencia es irreversible y el ALCA, tarde más o menos, también lo será. Además, recuerdan los expertos más optimistas, hay que fijarse en el TLC, que ha progresado sin pausa desde su entrada en vigor, en 1994, y lo mucho que ha significado para el crecimiento económico de México. El TLC fue la primera batalla que Bruselas perdió ante Washington. Estados Unidos se adelantó seis años a la UE en crear un zona de libre comercio con México.

El acuerdo de México y Bruselas entró en vigor hace menos de un año, el 1de julio de 2000, y tres días después, en el foro Argentina-UE, el ex ministro de Asuntos Exteriores británico Douglas Hurd declaró que 'el grado de integración de México con EE UU en el marco del TLC se había producido a una velocidad inimaginable para los europeos, hasta provocar la más abrupta de las caídas del comercio entre México y la UE'. Los datos confirman la preocupación de Hurd: el 80% de las exportaciones mexicanas se destina a EE UU. 'Si seguimos creando una fortaleza europea, no deberíamos sorprendernos de que con otros países suceda lo que pasó con México', añadió Hurd por entonces.

La UE comenzó con la idea de cerrar un acuerdo de libre comercio con el Mercosur incluso antes de la cumbre en que EE UU lanzara el ALCA. De hecho, el mismo día en que se celebró la cumbre de Miami, la UE aprobó en Essen el llamado documento Marín sobre el Mercosur, en el que urgía a la Comisión Europea 'crear las condiciones para establecer a corto plazo las negociaciones' con el bloque suramericano para un acuerdo comercial operativo desde 2001.

En 1997, el propio Manuel Marín, vicepresidente de la Comisión, anunció que el acuerdo de libre comercio con el Mercosur se pondría en marcha en 2000, un año antes de lo previsto. El anuncio se produjo un día después de que el Congreso de EE UU negara al ex presidente Bill Clinton poderes para cerrar acuerdos de libre comercio por la vía rápida. Según algunos analistas españoles, la UE ni siquiera fue capaz de sacar partido del revés de Clinton para acelerar sus negociaciones con el Mercosur. Durante esos años, la UE firmó con el Mercosur diversos acuerdos de cooperación, entendimiento, etcétera. Éstos, según declararon distintas autoridades comunitarias, sentarían las bases del acuerdo final, el del libre comercio. Pero, después de poner varias veces la piedra fundamental, ahí quedó la obra.

A mediados de 1999, la UE y el Mercosur y Chile (país asociado al bloque) lograron celebrar su primera cumbre. Los jefes de Estado y de Gobierno de los Quince, bajo la presidencia francesa de la UE, acudieron a la cita de Río de Janeiro para tratar de impulsar el pacto de libre comercio. Pero el resultado de la cumbre fue más bien protocolario. Más de un año después de la cumbre de Río, el comisario europeo de Comercio, el francés Pascal Lamy, pasó por Madrid, rumbo a Suramérica, y, a pesar de que siguió el libreto y dijo que el acuerdo con el Mercosur era prioritario para la UE, reconoció que aún quedaba mucho por hacer para alcanzarlo. Lamy se lamentó de que la UE hubiese progresado tanto como inversor en el Mercosur, pero tan poco en sus intercambios comerciales.

La cumbre de Río intentó limar el enfrentamiento que se había producido entre los miembros del Mercosur y la UE en la fallida cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Seattle, a finales de 1998. Fue en la capital del Estado de Washington donde se vio claramente la pared que se interpone entre ambos bloques: el sector agrícola.

Los cuatro del Mercosur son importantes productores y exportadores agrícolas y la política europea de subvenciones al sector les irrita profundamente. La negativa de la UE a revisar su política agrícola es el principal escollo para alcanzar el ansiado acuerdo de libre comercio. No obstante, como la UE no dé ese paso, al menos con respecto al Mercosur, EE UU le ganará otra vez por la mano. Incluso el Gobierno estadounidense ha tenido que aceptar la revisión de su política de ayudas a la agricultura para impulsar la creación del ALCA.

La próxima cumbre entre la UE y el Mercosur será en Madrid, en el primer semestre de 2002. La cita será clave, porque España, además de ser el primer inversor en América Latina, presidirá para ese momento la UE. Muchos observadores creen que la UE tendrá que aclarar sus negociaciones con el Mercosur, porque esa cumbre, muy probablemente, será la última oportunidad que tenga para adelantarse a EE UU en la batalla por el comercio con América Latina.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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