Unidos por las jubilaciones
La fusión entre Allianz y Dresdner Bank tiene como objetivo principal el negocio de los futuros planes privados de pensiones alemanes, que moverán más de cinco billones de pesetas
A una semana de que el grupo asegurador Allianz anunciara que piensa adquirir el tercer banco privado alemán, el Dresdner Bank, la gran mayoría de analistas financieros aún guarda serias dudas acerca de si esta transacción por valor de 25.000 millones de euros (4,1 billones de pesetas) tiene sentido.
Allianz -se sabía- necesita un eficiente canal de distribución para vender sus pólizas y fondos de inversión. ¿Pero realmente hacía falta comprar todo un banco, valorando sus acciones en 53,13 euros, un 25% por encima de lo que costaban antes de que estallara la noticia? O, en otras palabras, las de Konrad Becker, analista de Merck Finck & Co: '¿Para qué comprar una vaca, si sólo se quiere un vaso de leche?'.
'La venta de pólizas en oficinas bancarias para nosotros es imprescindible', se justifica Henning Schulte-Noelle, presidente de Allianz. 'Creemos que una gestión conjunta permite ampliar este canal de distribución y convertirlo en una prioridad para todos los directivos'. Presionado por los analistas, su mano derecha, el consejero financiero Paul Achleitner, improvisaría luego una cifra -entre 100 y 150 millones de euros anuales- para ilustrar la reducción anual de costes.
Demasiado poco, según los expertos, para una operación que creará la mayor compañía alemana por valoración de mercado (cerca de 105.000 millones de euros, 17,5 billones de pesetas), contará con más de 170.000 empleados y casi 70 millones de clientes en todo el mundo, y será uno de los cinco mayores gestores de activos del mundo (con un billón de euros, 166 billones de pesetas, bajo su responsabilidad).
Un nuevo modelo
Pero Schulte-Noelle y su homólogo del Dresdner Bank, Bernd Fahrholz, sostienen que no se trata de reducir costes sino de unir fuerzas para crecer con un modelo de negocio que en Alemania aún no se ha ensayado: las llamadas multifinanzas, es decir, la comercialización por una sola entidad de todo tipo de productos financieros: créditos, fondos de inversión, planes de pensiones, seguros... Con desiguales resultados y una cohesión bastante más precaria de lo que se suele pensar, entidades como el grupo ING (Holanda), Crédit Suisse (Suiza) o el Citigroup (Estados Unidos) ensayan desde hace años esta modalidad.
'El principal motor detrás de toda la operación es la reforma del sistema de pensiones en Alemania', aclara Lothar Meyer, el presidente de Ergon, el segundo grupo asegurador germano en importancia. Las aportaciones a fondos privados de pensiones -fuertemente subsidiadas por el Estado, según el proyecto de Ley del Gobierno rojiverde que actualmente se tramita en la Cámara alta del Parla-mento- en 2008 podrían suponer un mercado de cerca de 60.000 millones de marcos (5,1 billones de pesetas), estima Meyer.
Aún no se ha definido qué tipo de productos complementarán las cotizaciones al sistema público, salvo que éstos tendrán que garantizar que los contribuyentes, a la hora de jubilarse, reciban al menos el equivalente de lo ingresado a lo largo de su vida laboral. Seguros de vida, fondos de inversión, planes de pensiones: el sector financiero germano, como subraya el mismo Schulte-Noelle, está tomando posiciones para un mercado que se estrenará el próximo año en Alemania y luego, probablemente, se extenderá también por otros países europeos.
Pese a todo su poderío -su liderazgo mundial en el sector asegurador, junto a Axa, y una cuota del 15% en ventas de seguros de vida en Alemania-, Allianz tenía problemas en este frente. La aceptación de sus fondos de inversión hasta ahora ha sido insignificante en su país de origen. Además, tenía que distribuir sus pólizas a través de dos bancos, el Hypovereinsbank y el Dresdner, los mismos que utilizaba su competidor, Ergo.
Ambas dificultades se resuelven con la gestora de activos DIT (cuota del mercado alemán: 14%) y el canal de distribución exclusivo aportados por el Dresdner Bank. Para dar la batalla por los planes de pensiones, a Allianz ya sólo le falta una potente vía de distribución a través de Internet. Aquí, el intermediario bursátil en red Consors podría ser el próximo objeto del deseo, según se especula en los mercados.
Schulte-Noelle y los demás altos directivos financieros tienen también otra razón para, un día de éstos, rendirle un sentido homenaje al canciller socialdemócrata Gerhard Schröder y algunos de sus ministros. En la reforma fiscal aprobada el año pasado, el Gobierno incluyó la exención fiscal para todas las ventas de participaciones en otras sociedades de capital, una medida tan audaz que, en su momento, uno de los más influyentes banqueros de Francfort exclamó: 'Nunca nos hubiéramos atrevido a pedir algo semejante'.
Tal y como pretendía el ministro de Finanzas, Hans Eichel, la exención fiscal es un poderoso acicate para que las finanzas y la industria alemana comiencen a deshacer su densa red de participaciones cruzadas, una de las características cruciales del llamado capitalismo renano en el que durante décadas se ha basado la economía germana.
Al menos de labios para afuera, Schulte-Noelle es, desde hace mucho tiempo, uno de los principales abanderados de clarificar estas relaciones empresariales. Así, la adquisición de Allianz va acompañada de un verdadero cambalache de participaciones que, si todo sale bien, conducirá a una más o menos nítida separación entre Allianz y el Dresdner Bank, por un lado, y la mayor reaseguradora del mundo, Múnich Re, y sus aliados, el Hypovereinsbank y el grupo asegurador Ergo, por el otro.
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