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Víctima y hostigador

Los perfiles de víctima y hostigador potenciales en el acoso moral en el trabajo están claramente definidos en los estudios internacionales sobre esta cuestión. El psicólogo del trabajo de la Universidad de Alcalá de Henares Iñaki Piñuel apunta que el acosado responde a las siguientes características: elevado nivel de ética, honradez, rectitud y alto sentido de la justicia; autónomo, independiente y con iniciativa; alta capacitación profesional (suele haber destacado por su brillantez en etapas anteriores); es popular entre sus compañeros y aglutina informalmente a los demás, removiendo así el orden jerárquico; posee un alto sentido cooperativo en el trabajo en equipo por su capacidad de empatización; manifiesta sensibilidad y comprensión hacia el sufrimiento ajeno.

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El acosador -que se distingue por seguir persiguiendo a su hostigado una vez que ha conseguido que abandone el trabajo, dando malas referencias sobre él a empresas futuras- responde a 'una personalidad psicopática, con alteración del sentido de la norma moral', señala Piñuel.

El acosador se significa por no tener sentido de la culpabilidad e incurre repetidas veces en su papel agresivo. 'Cuando se trabaja sobre ellos se descubren cadáveres en el armario, un historial de acosos', explica Piñuel. Su compartamiento suele tener origen en la etapa escolar; si se le hace frente es cobarde; es mentiroso compulsivo, con una gran capacidad de improvisar, y encuentra rápidamente nuevas razones para juzgar a la víctima; suele ser un profesional bastante mediocre, tiene profundos sentimientos de inadecuación (complejo de inferioridad); personalidad controladora; necesita tres factores sin los cuales no puede actuar: el secreto, la vergüenza de la víctima y los testigos mudos. En ocasiones, se añade al cuadro la connivencia de la dirección de la empresa, lo que permite entonces al hostigador sentirse fuerte y apoyado.

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