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ELECCIONES EN PERÚ

Un pasado de corrupción y bancarrota

Las enormes expectativas que abrió la llegada del joven Alan García -tenía 36 años- a la presidencia de Perú en 1985 se transformaron en una amarga decepción de los peruanos cuando concluyó su mandato. Instalado en la Casa de Pizarro (el palacio presidencial), García inquietó a los acreedores de Perú al anunciar que reduciría los pagos de la deuda externa al 10% de los ingresos por exportaciones. El FMI y los organismos financieros cerraron el grifo de los préstamos y Perú pasó a ser un paria internacional.

García adoptó otras medidas de corte populista: aumentó de salarios sin el necesario respaldo fiscal; congeló ahorros en moneda extranjera o concedió créditos a interés cero, que llevaron a la quiebra al Banco Agrario. En 1987 intentó nacionalizar la banca, pero dio marcha atrás ante la envergadura de las protestas. La emisión de moneda por el Banco Central despeñó a Perú por la pendiente de la inflación, que alcanzó el 7.200%.

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Derechos humanos

La peor mancha de su Gobierno fue en el terreno de los derechos humanos. Los presos de Sendero Luminoso condenados por terrorismo en varios penales de Lima se amotinaron. La brutal represión causó la muerte de 248 reclusos. García reconoció a El PAÍS que aquel episodio le parecía 'lo más feo' de su Gobierno. Este caso se ha reabierto de nuevo ante la justicia peruana.

Fue acusado de enriquecimiento ilícito por su supuesta participación en varios escándalos. El responde que nunca se pudieron probar. 'Organizaron contra mí una cacería jurídica-policial injusta y absurda. Me acusaron de robar 48 lingotes de oro, de tener una casa al lado de la de Julio Iglesias, de tener 50 millones de dólares... Respondí a todas las acusaciones y me defendí en el Parlamento, en la Corte Suprema, ante los fiscales, y fui absuelto en enero de 1991'.

Así explica su salida de Perú: 'Yo viví como un sólo día entre el 5 de abril de 1992, que fue el golpe de Estado, y el 2 de junio en que salí en un avión de la Fuerza Aérea colombiana asilado. El 5 de abril, a las 10 de la noche, mi casa fue asaltada por 200 hombres del Ejército y cuatro carros de combate. Yo me defendí a balazos y acabé huyendo por los tejados. Estaba solo con mis cuatro hijos. Me refugié en una casa en construcción hasta que al día un siguiente un buen vecino me acogió en su vivienda y me tuvo allí tres días. Di tumbos de casa en casa y comprendí dos meses después de estar escondido en un sótano que nadie me escuchaba. Decidí el 1 de junio entrar en la Embajada de Colombia y al día siguiente salí en un avión enviado por el presidente César Gaviria. Fue en realidad un solo día, una sola noche que comenzó el 5 de abril y terminó el 2 de junio'.

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