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El dinero más experto dio la espalda a Iberia en la colocación

Ha sido la privatización menos demandada y el tramo minorista salvó la operación

La última gran privatización se ha resuelto con numerosas dificultades en relación con operaciones sobre otras compañías públicas. Son varios los factores que, a decir de los expertos, explican los problemas de colocar en el mercado algo más de 417 millones de acciones, que suponen una demanda de fondos de 82.566 millones de pesetas. Volumen demandado a los inversores que resulta pequeño cuando se compara con los antiguos tramos de privatizaciones en Endesa, Repsol, Telefónica o Argentaria, algunos de ellos con cifras cercanas al billón de pesetas.

La sobresuscripción de acciones es una buena fórmula para medir el interés que despertó la operación. Por ejemplo, en Redesa por cada acción ofrecida había peticiones de 12, mientras que Indra Sistemas se llegó a una sobredemanda de 58 veces. En el caso de Iberia, el tramo minorista no ha llegado a doblar siquiera los títulos ofertados por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi). Ya en operaciones de difícil colocación por la adversa situación de las bolsas, como fue la privatización final de Endesa, la sobredemanda en el tramo minorista llegó a las 4,38 veces. Por tanto, la situación de partida de Iberia no se había conocido en lo que a privatizaciones atañe.

Momento complicado

El momento del mercado ha sido complicado, con una volatilidad extrema en las bolsas. Una brusca caída de los índices en pleno proceso de colocación que llevó incluso a barajar la posibilidad de un retraso en la operación. Sin embargo, al final los mercados se recuperaron y esto no supuso un obstáculo insalvable en la colocación del valor. Eso sí, las aerolíneas atraviesan un momento complicado en los análisis de los expertos, que se justifica en el encarecimiento de los productos petrolíferos y en la menor demanda de las economías, que siempre se traduce en una caída del número de viajeros.

En el caso de Iberia, habría que sumar a estos males genéricos su abultada plantilla y la dependencia excesiva de sus pilotos y de su poderoso sindicato, el SEPLA. Otra dificultad añadida ha sido el baile de números en la valoración de la compañía. Unas cifras que han hecho mella en los inversores institucionales, tanto españoles como extranjeros. Aquí ha sido donde más inconvenientes han encontrado los colocadores para vender papel de Iberia. Tanto el tramo internacional como el institucional han registrado fuertes descensos, trasvasándose ese dinero hacia los inversores minoristas, que siempre ofrecen un perfil crítico mucho más bajo.

Los extranjeros y las instituciones españolas iban a ser en un principio los receptores del 45% de las acciones de Iberia, y al final este porcentaje se ha visto reducido hasta el 32,5%. La diferencia ha ido a parar a manos de los pequeños inversores. El tramo internacional, que suele ir dirigido a inversores institucionales, tenía previsto la colocación de 110,7 millones de acciones, que al final se han reducido a 69,0 millones de títulos. Éste ha sido el tramo donde a Sepi le ha resultado más difícil colocar las acciones de Iberia.

Tímida subida

Una cifra en las valoraciones que no tiene su correspondencia con lo ocurrido en las cotizaciones de sus competidoras europeas en las distintas bolsas. Cierto es que el grupo no goza del beneplácito de los inversores por esas incertidumbres antes apuntadas. Desde que Iberia se valoró a 454.000 millones por el núcleo estable de accionistas (diciembre de 1999), hasta que se colocó en 180.000 millones en la salida a Bolsa de esta semana, las aerolíneas europeas no han sufrido tamaña pérdida de valoración.

En ese mismo periodo, British Airways ha perdido el 20,35% de su valor, Lufthansa ha caído el 14,29% y la suiza Swissair -atraviesa por una situación de quiebra- se ha dejado el 54,55% de su valor en el mercado de acciones. El cambio de valoración de Iberia ha supuesto un demérito del 60,2%, desde los 2,99 euros que pagaron los grandes accionistas hasta los 1,19 euros de la colocación, aunque, lógicamente, no son comparaciones homogéneas.

La cotización de Iberia en la semana ha sido muy modesta, cerrando con una ganacia de tres pesetas por acción, que colocaban el valor al cierre del pasado viernes en 201 pesetas. El valor ha estado muy cuidado en estos primeros pasos dados en la Bolsa, como lo evidencian las compras que el Banco Santander Central Hispano -uno de los directores de la operación- realizaba el pasado día 3 en su bautizo bursátil. Eso sí, en este mismo mes de abril los inversores disfrutarán de una rentabilidad añadida como consecuencia del reparto de un dividendo de 8,17 pesetas por acción.

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