_
_
_
_
Reportaje:

El negro futuro de la profesión de militar

El bajo sueldo que ofrece el Ejército resulta clave para explicar que muchos jóvenes no se sientan atraídos por enrolarse

Pablo Ximénez de Sandoval

Se buscan 20.000 jóvenes con iniciativa, ganas de aventura, interés por aprender una profesión y muy identificados con la defensa de la patria. Se ofrece alojamiento y manutención a cargo de la empresa, posibilidades de promoción, viajes, sueldo fijo garantizado por el Estado, amplias opciones formativas en distintos apartados técnicos y contrato por tres años prorrogables. Con esa cifra, el Ejército llegaría a los 102.000 jóvenes menores de 30 años necesarios en la tropa y marinería profesional, la única vía de ingreso después de que el último recluta obligatorio del servicio militar se incorporara a su destino. Ayer se produjo la última jura de bandera de soldados de reemplazo.

Más información
La Guardia Civil, el hermano pobre

Luis Pelayo, Mari Luz Pascual y Vicente Castillo respondieron a esa oferta, y encontraron lo que buscaban. Pertenecen al Regimiento de Transmisiones 22, en Madrid, y los tres afirman que quieren quedarse y hacer carrera militar. Luis lleva seis años, se metió 'después de ver que la mili no era tan mala' y a los 30 es cabo primero con una especialidad de administrativo. Afirma haber asumido que su trabajo 'es ser militar con un oficio'. Se da por satisfecho con 135.000 pesetas al mes, casado y con una hija.

Mari Luz renueva en mayo su contrato. Después de tres años, es cabo y ejerce de técnico de telecomunicaciones. Nacida en Valladolid, vive en el cuartel después de acabar su jornada de 8 a 3 en el taller y se refiere al Ejército como su 'empresa'. No sólo no ha buscado nada fuera, sino que va a prepararse para la Escuela de Suboficiales. El mismo convencimiento muestra Vicente Castillo, que se ha alistado con 18 años y está encantado con la vida militar, el compañerismo y la especialidad en informática que desarrolla. Por su destino y su talante, da la mejor imagen de la tropa profesional: el perfil de militar con oficio que a las Fuerzas Armadas les gustaría multiplicar para llegar a los 102.000 soldados que necesita.

Descenso de solicitudes

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Pero hay serias dudas de que esa previsión se cumpla. Desde el Ministerio de Defensa se ha reconocido ya en varias ocasiones que no hay suficientes candidatos a profesionales para cubrir todas las plazas ofertadas. Actualmente hay 76.000 soldados profesionales, según datos correspondientes al pasado mes de enero, y unos 15.000 de reemplazo, los últimos de la mili. Con esas cifras, el Ministerio de Defensa estaría a falta de 10.000 efectivos para cumplir la previsión, pero a partir de diciembre, cuando se licencie el último reemplazo, volverá a estar lejos de ver cumplidos sus objetivos de ocupación. Además, el número de candidatos ha ido en descenso: en 1998 Defensa recibió 52.000 solicitudes; un año después registró 39.000, y el año pasado bajó hasta las 27.000.

'Hay un prejuicio hacia el Ejército. El ciudadano sigue teniendo una visión muy influenciada por el anterior régimen, que ha sido reforzada por la mili'. Esa es la conclusión de Julio Méndez, jefe del equipo de Creativos de Publicidad, SA, que recibió el año pasado el encargo de la campaña de las Fuerzas Armadas profesionales. Bajo el lema Ven, aquí hay un mundo para tí, la agencia dispuso de 2.000 millones de pesetas para convencer a los jóvenes españoles de entre 17 y 27 años 'de que el Ejército es una opción'. 'Desde el punto de vista estrictamente profesional, el principal obstáculo al que nos enfrentamos para vender este producto es la tremenda trascendencia que tiene el comprarlo. Es decir, no es lo mismo comprar una camisa que comprar una casa o un coche. Pues en este caso estamos hablando de comprar una forma de vida. Algo como para meditarlo'.

La realidad es que el Ejército del siglo XXI está muy lejos del de los años ochenta, cuando se forjó la leyenda negra de la puta mili. Lejos de las novatadas, la brutalidad, el abuso del mando, el desprecio, la transgresión sistemática de derechos, lejos de la media de 30 suicidios de reclutas al año que llegó a registrar la Oficina del Defensor del Soldado. Pero esa oficina aún recoge al año más de 12.000 consultas, ahora de la tropa profesional. La mayoría son de soldados que quieren resolver su compromiso porque no han encontrado lo que esperaban.

Como en la mili

Según el director de la Oficina, Francisco Castañón, 'el problema es que el Ejército, tal como está diseñado actualmente, no resulta atractivo ni siquiera para los que quieren hacer una carrera militar. Está creciendo un sentimiento de frustración, porque la gente que entra en las Fuerzas Armadas está viendo que no tiene nada que ver con lo que le prometieron. En la publicidad aparecen subidos en motos, en carros, arreglando aviones, viajando... Luego, llegan al cuartel y se dan cuenta de que van a hacer exactamente lo mismo que en la mili pero cobrando'. Y además, no mucho. 'Hoy no se le puede ofrecer a un chaval de 20 años 100.000 pesetas por estar en una garita con una metralleta. La falta de incentivo económico está resultando clave', afirma.

Es el caso de A. M., que se alistó como profesional en el Ejército del Aire hace cuatro años, y ahora afirma: 'En la calle me ofrecen en varios sitios el doble de lo que estoy ganando en el Ejército'. No da su nombre para no comprometerse ante sus mandos, 'aunque te lo dicen hasta los oficiales: que te vayas, que hace falta mucha vocación para estar aquí en estas condiciones'. Su queja se resume en que 'nada es como te lo pintan'. Un sueldo de 101.000 pesetas, 'que después de impuestos en realidad son 75.000. Para eso te vas a la Guardia Civil, a hacer lo mismo pero fijo y bien pagado'.

Pasar a la Guardia Civil es una de las opciones mejor contempladas por la tropa profesional. Dentro de los programas para volver a la vida civil, el cuerpo reserva un 50% de sus convocatorias de plazas anuales para ex soldados de la tropa profesional. Una oportunidad que va a aprovechar F. B., que además de decepcionado está lejos del destino que quería, porque pretendía estar en Madrid y se halla en Canarias. Afirma que 'en el Ejército hay todavía mucho Rambo suelto', y no recomienda a nadie que haga caso de la publicidad. Después de seis años, no ha ascendido a cabo, cuando es un paso que se suele dar durante el primer contrato. Además, no ha salido ni una plaza de su especialidad para acercarse a su casa.

'Una vez acabado el periodo formativo, lo único que puede retener a un chaval en el Ejército es la vocación y el gusto por la vida militar', reconoce el coronel Santiago Tijero, de la Subdirección General de Reclutamiento.

El soldado Vicente Castillo y los cabos Luis Pelayo y Mari Luz Pascual, de la tropa profesional de Tierra.
El soldado Vicente Castillo y los cabos Luis Pelayo y Mari Luz Pascual, de la tropa profesional de Tierra.GORKA LEJARCEGI

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_