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CONTESTADOR AUTOMÁTICO DE EL PAÍS-MADRID
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Seamos solidarios con las embarazadas

- Dos años de espera. 'Llevamos dos años intentando que la constructora que edificó nuestras viviendas en la calle de Mónaco nos arregle desperfectos que hallamos en las bovedillas de nuestras casas, y a día de hoy no lo hemos logrado', protesta un lector que dice ser presidente de la comunidad de vecinos afectada.

- Jóvenes sin trabajo. 'Me llamo Pablo y les telefoneo, preocupado e indignado a un mismo tiempo, al ver cómo está de mal el asunto del trabajo para los jóvenes', afirma uno de ellos. 'Ni el Gobierno es capaz de regularlo, ni los sindicatos son capaces de obtener nada', se queja con amargura.

- Piojos en un colegio. 'Soy Esteban Poveda y quiero denunciar una epidemia de piojos en un colegio de San Blas, de la cual tienen conocimiento al menos dos doctores de la Seguridad Social', cuenta un lector preocupado. 'Es urgente que el propio colegio adopte medidas urgentes para solucionar este problema y que tenga en cuenta que la irresponsabilidad de algunos no pueden pagarla los alumnos de ese prestigioso colegio madrileño'.

- Confusión telefónica, consecuencias comerciales. 'Quería denunciar a Telefónica porque me ha desprovisto de mi teléfono durante una etapa clave, desde principios de diciembre a principios de enero, esto es, todas las Navidades, fechas en las cuales el comercio experimenta la máxima actividad, y yo tengo un pequeño comercio', advierte una lectora muy enojada. 'Tardaron un tiempo desproporcionado en decirme que habían tenido un error a propósito de otro número a mi nombre, del que oportuna y convenientemente me había dado de baja meses atrás'. Y agrega: 'Lo más chocante es que ahora me encuentro con un recibo como si hubiera usado el teléfono, pese a que me fue cortado durante todo ese tiempo. Y todo ello', añade, 'pese a que tuve que acudir a mis vecinos para telefonear porque carezco de aparato portátil'.

- Insolidaridad con las embarazadas. 'Soy Elena, tengo 31 años y llevo embarazada 39 semanas y me encuentro a punto de dar a luz', cuenta una mujer. 'Me dirijo a ustedes porque quisiera que en sus páginas quedara reflejado un hecho para mí muy preocupante: a lo largo de todo mi embarazo visible, pese a tomar transportes públicos a diario, únicamente una vez, una sola vez, un joven me cedió su asiento. Antes de nada quiero dejar constancia de que yo siempre, cuando he visto a una persona mayor, a un lesionado, cojo, o madre con niño o embarazada, les he cedido mi sitio porque creo que es mi deber', explica. 'Por el contrario, esta insolidaridad que denuncio me parece un preocupante síntoma de los tiempos que vivimos: muchos, cuando te ven ya con un bombo enorme, se limitan a mirarte y permanecen vergonzosamente sentados mientras tú sufres por el esfuerzo de ya no poder casi moverte. Ojalá que esto sirva para que, sobre todo los jóvenes, tomen nota y se muestren solidarios, entre otras razones porque cada uno de nosotros puede necesitar algún día de esa solidaridad'.

- Anuncios en autopistas. 'La gente parece desconocer cosas tan simples como quién tiene la prioridad en los accesos a las autopistas de circunvalación del tipo M-30 o M-40', se queja un automovilista habituado a transitar por estas rutas. 'Ya que todas las instituciones públicas se muestran tan solícitas ante las demandas publicitarias de empresas privadas para decorar las carreteras con sus anuncios', añade, 'no estaría de más que alguna de las múltiples instituciones que pagamos con nuestros impuestos y que, en teoría, debieran servir a los intereses colectivos, se tomara la molestia de hacer alguna campaña de información sobre circulación vial y explicara en grandes carteles asuntos como ése y otros, porque miles de personas se juegan la vida a diario -y algunas incluso la pierden- por confusiones de ese tipo'.

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- Ordenadores y pérdida de visión. 'Desde que trabajo con ordenadores, todo el mundo parece aceptar con extrema resignación que su uso implique la pérdida de visión', explica Jesús. 'Ese fatalismo me parece gregario, derrotista e impropio de gentes libres', comenta muy enojado. 'Si el empleo de ordenadores, con 25 años, como es mi caso, nos deja sin varias dioptrías de visión, los ordenadores están mal construidos y hay que dejar de usarlos. Si no somos capaces de negarnos a trabajar en esas condiciones', agrega, 'mañana nos ensordecerán, pasado mañana nos quebrarán las piernas y al otro nos arrojarán directamente a la basura. Creo que el ser humano sigue siendo la medida de todas las cosas, pese a la imbecilidad -hoy cada vez más extendida, puntualiza- de que el centro de todo es el beneficio económico de unos pocos'.

- Error morrocotudo. 'Es un error morrocotudo olvidar que la vida puede llevarle a uno a tener que emigrar de su propio país un buen día', dice Marcos.

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