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Crítica:LITERATURA POPULAR | RAÍCES
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

¡Qué dulce tienes la muerte, qué agria la vida!

Y llegamos por fin a la segunda parte y término de este cuento burlón que, como tal, burlando estuvo la letra impresa hasta que algunos incorregibles indagadores dieron, dimos, con ella. Es uno de los muchos misterios que conciernen a los cuentos de tradición oral por qué la segunda parte, o secuencia, como la llama V. Propp, fue lo primero en perderse, a menudo sin dejar rastro alguno. (Otro caso notable es el de Garbancito, que algún día les contaré). En éste, sin embargo, la explicación parece obvia, a tenor de cuanto ocurre.

Así que íbamos por cuando el rey coge este asunto no por las hojas, sino por el rábano (aunque esté feo el decirlo, pues tubérculo semejante es el que Mariquilla administra por sus partes traseras al príncipe embaucador), y manda llamar al padre de Mariquilla. 'Oiga usted', le dice, '¿usted es el padre de las tres mocitas que riegan las albahacas?' 'Sí, señor', contesta el pobre hombre, temblando de pies a cabeza. 'Pues ahora se va usted a enterar de quién soy yo. Ahora me va usted a cumplir tres pruebas que le voy a poner, y si no, ya verá'.

La primera prueba es que se presente al día siguiente vestido y desnudo. Gran consternación en la humilde morada, y gran remedio, cómo no, de Mariquilla: 'Le haremos a papá media chaqueta y medio pantalón'. Y así fue, cose que te cose, el hombre se presentó de esa guisa ante el rey. Toda la corte reía, mas el monarca dio su aprobación. Segunda prueba: 'Mañana viene usted montado y a pie'. De nuevo, grandes llantinas de las dos hermanas mayores, y solución de Mariquilla: 'Compraremos una cabra'. Y allá que iba ese hombre por la calle, una pierna encabalgada sobre el animal, la otra andando. Hazmerreír y todo, el rey lo aceptó. Tercera prueba: 'Mañana se presenta usted con sus tres mocitas preñadas'. ¡Cómo! ¿Habráse visto mayor bellaquería? Las hermanas mayores se desesperan. Mariquilla no: 'So tontas, si eso es lo más fácil...! Unos cojines debajo de las faldas...' Y así se presentaron ante el rey, como tres preñaditas. El rey, claro, aunque sospechó, no se atrevió a hacer comprobaciones. 'Pues ahora pedidme lo que queráis'. '¿Cualquier cosa, majestad?', quiso saber Mariquilla. '¿Y si no puede dármela?' '¿Pues cualquier otra?'. 'Entonces yo lo que quiero',dijo la niña, 'es nieve asá' (nieve asada). '¿Cóoomo?', exclamaron los cortesanos. Como que no había manera de hacer nieve asada. '¿Lo ve usted, señor rey? Pues igual de difícil es que tres mocitas estén preñás. Y ahora tiene usted que darme la mano de su hijo', pidió, en segundas, Mariquilla.

Conque el rey no tuvo más remedio que consentir aquella boda, de todo punto inconveniente. Y como Mariquilla se temía lo peor, puso en la cama una muñeca con el pecho relleno de miel. Y cuando el príncipe llegó, medio a oscuras, le asestó la más célebre puñalada de los cuentos populares, que hizo que un chorro de miel saltara a sus labios, y que éstos exclamaran la queja más bella que ningún autor culto pudo nunca inventar: '¡Ay, Mariquilla, qué dulce tienes la muerte, y qué agria la vida!'. A lo que la muchacha, saliendo de debajo de la cama, respondió: '¡Poh mierda pa ti, que yo me voy a mi casa y tú te queas aquí!'. Y colorín, colorao, este agridulce cuento sacabao.

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