Satisfacción popular en Sarajevo y Pristina por el encarcelamiento
Croacia y Bosnia piden que sea enviado al tribunal de La Haya
En Sarajevo no hubo explosiones de gozo ni manifestaciones callejeras, pero la alegría era visible en muchos rostros y en cada declaración. El brutal cerco militar de casi cuatro años que sufrió la ciudad costó la vida a más de 10.000 personas y heridas y mutilaciones a decenas de miles. "Estoy satisfecho de que el proceso haya comenzado, pero Milosevic, el principal arquitecto de todas las guerras balcánicas, y también sus protegidos deben acabar en La Haya", asegura Zineta Mujic, que perdió a su hijo en Srebrenica. Es la opinón que se repite: satisfacción y falta de confianza en la justicia serbia.
La incredulidad por lo ocurrido es aún mayor en Crocia, que en el verano de 1991 sufrió la segunda de las guerras balcánicas (la primera fue Eslovenia). Una pareja de mediana edad reaccionó ante la noticia con una sonora carcajada: "Debe de ser una broma de abril" [equivalente al 28 de diciembre en España]. En la capital de Kosovo (Pristina) se mezclan también esos mismos sentimientos. "No creo que haya sido detenido, sólo le han mudado a un lugar más seguro para evitar su captura por La Haya", sostiene Jahir Rexhepi, de 43 años. "Claro que estoy contento. Hemos perdido todo lo que teníamos por su culpa. Debieron hacerlo antes", afirma Shukrie Blacaku, de 42 años, un albanokosovar al que las tropas serbias quemaron su casa en 1999.
Después de tantas guerras entre 1991 y 1999, que costaron más de 200.000 muertos, en Croacia sólo creen en los tribunales internacionales. "Esperamos que la acción sea el primer paso para conducir ante la justicia a los responsables de los tremendos sufrimientos y destrucción causados en nombre de la Gran Serbia", aseguró el ministro croata de Exteriores, Tomina Picula. El presidente esloveno, Milan Kucan, afirmó que la detención supone una importante ruptura con la política expansionista practicada por los dirigentes serbios. "Creo que las nuevas autoridades legales y democráticas de Serbia serán capaces de diseñar nuevas políticas que generen una alternativa al ideal de la Gran Serbia, defendida de una manera tan brutal durante los años de Milosevic".
El ministro bosnio de Exteriores, el musulmán Zlatko Lagumdzija, aseguró: "El proyecto de los Estados étnicamente limpios tiene que ser reemplazado por el de reformas económicas y democratizadoras que permitan incorporar los Balcanes a Europa".
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