Aprender francés entre 'luthiers'

El instituto de educación secundaria (IES) Misericordia 26 de Valencia, ubicado en el barrio de la Fuensanta, lleva 15 cursos realizando intercambios entre escolares con el Lycée Jean Baptiste Vuillame de Mirecourt, una población que se encuentra en la región de La Lorena, en el noreste de Francia, y es la cuna de los luthiers, fabricantes de violines. En los últimos 15 años, más de 1.000 alumnos españoles y franceses han participado de esta iniciativa impulsada por dos profesores: Recaredo Agulló, licenciado en Filología francesa e inglesa y en Historia Contemporánea, y Claude Normand.

'Vine encantada de Francia. Allí conocí a gente de otro país. Fue una experiencia fabulosa, un poco dura al principio, pero muy gratificante. Cuando me fui apenas chapurreaba algo de francés; ahora ya lo domino después de diez meses en Mirecourt'. Raquel Ballesteros, de 17 años, estudia COU en el instituto Misericordia 26. El curso pasado estudió en Mirecourt. Durante la semana, vivía en una residencia de estudiantes; el fin de semana lo pasaba en casa de una estudiante cuyos padres eran inmigrantes magrebíes en paro. 'Todo era distinto: la comida, las costumbres. Me trataron fenomenal'. Raquel, que pretende estudiar Telecomunicaciones, es una de las estudiantes que ha pasado todo un curso en Francia, experiencia de la que se han beneficiado unos 20 estudiantes desde que ambos institutos comenzaron los intercambios.

'Hasta 1994 los intercambios eran de unos diez días. A partir de ahí, comenzamos a intercambiar alumnos para todo un curso. Los intercambios semanales continúan realizándose dos veces al año', explica Recaredo Agulló, quien añade que la nota media de francés de los alumnos del instituto en la selectividad supera el 8. 'Sin duda, los resultados son muy buenos', afirma Agulló, promotor de una iniciativa que resulta excepcional por varios motivos: ningún instituto de enseñanza media en España ha ofrecido a los alumnos intercambios con estudiantes de otros países durante tantos años seguidos; el instituto Misericordia 26 se nutre entre otros alumnos de estudiantes procedentes de un barrio azotado por el paro y la droga, la Fuensanta. 'Somos conscientes de que es muy duro estar allí; no todos los chavales pueden. Por eso los alumnos dispuestos a pasar todo un curso en Francia tienen que dar un perfil: predisposición para el idioma, voluntad, nobleza...', cuenta Agulló, para quien este tipo de iniciativas 'prestigia' a la enseñanza pública: 'En España vamos a remolque. En Francia, los alumnos estudian entre cinco y seis idiomas. Aquí las opciones son el inglés y el francés, como mucho'.

'Mi hijo lo pasó mal durante dos meses. Se preguntaba qué diantres hacía en Francia, pero luego se acopló muy bien', cuenta José Miguel García, cuyo hijo, José Miguel, estudió el curso pasado 3º de BUP en Francia: 'José Miguel volvió muy maduro, pues un curso fuera curte mucho'.

Claude Normand, profesor de español en el instituto Jean Baptiste Vuillaume, opina que los intercambios entre alumnos deberían ser una práctica habitual en todos los centros: 'El conocimiento de otros idiomas y costumbres tiene un gran valor. Para los alumnos supone un estímulo estudiar fuera de su país, estar en contacto con estudiantes de otros países. Una de las novedades de este año es el establecimiento de un chat privado en Internet entre ambos institutos para que los escolares practiquen francés y castellano'.

Mirecourt acoge la École Nationale de Lutherie, la única escuela pública de luthiers de Francia. Estudiantes de todo el mundo presentan su solicitud todos los años para ingresar en el instituto Jean Baptiste Vuillaume y aprender el oficio de luthier, que tras la reforma educativa de la enseñanzas medias en Francia ha pasado a ser una diplomatura universitaria de dos años.