Casi 250 doctorandos defendieron sus tesis en las universidades vascas el pasado curso
Responsables académicos admiten la imposibilidad de acoger a todos los nuevos doctores
Las tesis defendidas durante el año lectivo 1999-2000 abarcan todos los campos del saber. En el caso de la UPV, un total de 51 se desarrollaron en el ámbito de las Ciencias Experimentales, 34 en las Ciencias Técnicas, 51 en Ciencias de la Salud, 39 en Ciencias Sociales y 29 en Humanidades. De los 37 trabajos aprobados en Deusto, 12 se gestaron en la Facultad de Derecho, cuatro en Filología, uno en Pedagogía, cinco en Psicología, nueve en Sociología, dos en Filosofía y Letras, dos en Economía y Empresa y otras tantas en Ingeniería.
Los requisitos para elaborar una tesis y, por tanto, aspirar al título de doctor, son: ser licenciado, estar inscrito o haber concluido unos cursos de doctorado, disponer de un tema novedoso sobre el que investigar y contar con la ayuda de un director de tesis, amén de una considerable cantidad de horas -la duración media de la preparación de una tesis es de unos tres años- y constancia.
La utilidad de esta inversión en tiempo y dinero es, pese a su desconocimiento por parte de la sociedad, notable, tal y como destaca el vicerrector de Ordenación Académica de la UPV, Enrique Amezua. 'Son útiles porque suponen el primer paso, el primer eslabón, en la investigación', señala.
Idéntica opinión expresa el vicerrector de Investigación de la Universidad de Deusto, Manuel Cuenca, quien añade que su relevancia no viene dada por el número de tesis presentadas. 'Lo importante es que respondan a unas líneas de trabajo de la Universidad. Por eso, queremos que en el futuro nuestra política científica esté orientada hacia la excelencia en temas determinados', indica.
Amezua coincide con el análisis de Cuenca, pero con matices: 'El número como dato aislado no es lo fundamental, pero si es bueno que en una universidad se desarrollen muchas tesis porque quiere decir que hay más gente que busca nuevos conocimientos'.
Escaso reconocimiento
Sin embargo, tanto Cuenca como Amezua reconocen que la universidad no puede incluir en su plantilla a todos los doctores. 'Ninguna universidad puede acoger a todos sus doctores, pero hay que tener en cuenta que algunos de ellos ya tienen su propia vida laboral y que buena parte de los que no cuentan con ella pueden encontrar vías de trabajo en otros proyectos de investigación, etcétera', apuntan.
En este sentido, Amezua lamenta el escaso reconocimiento que existe en el sector empresarial hacia la figura del doctor. 'Es verdad que hoy por hoy la industria no valora las tesis doctorales. No está suficientemente reconocido la mayor formación del doctor sobre el licenciado, aunque es cierto que la situación ha mejorado algo con el desarrollo de los centros tecnológicos. El cambio de este punto de vista es una de nuestras misiones', recalca.
Lo cierto es que entre buena parte de la comunidad universitaria existe la sensación de que el tiempo y el trabajo intelectual dedicado a la conclusión de una tesis quedan olvidados el mismo día que el tribunal otorga su calificación.
María Ángeles Bernaola, responsable de documentación de la biblioteca de la UPV, donde se almacenan las tesis defendidas en esta universidad, no lo cree así. 'Muchos alumnos, doctorandos, e incluso personas de otras universidades, se acercan a nuestras dependencias para consultar una tesis, bien por su metodología, bien por su contenido', subraya.
Los trabajos en euskera, menos del 7% del total
La equiparación del euskera con el castellano en las universidades vascas es un camino arduo, pero imparable. Cada vez son más las titulaciones y diplomaturas que ofrecen la práctica totalidad de su docencia en las dos lenguas cooficiales. Sin embargo, hay aspectos de la vida académica que sufren una demora en este proceso. Las tesis doctorales son un buen ejemplo. De las 241 tesis defendidas el curso pasado en las universidades vascas, tan sólo 16, es decir, un 6,6%, se presentaron en euskera, y todas ellas, en la UPV. Su vicerrector de Euskera, Juan Ramòn Murua, reconoce sin ambages la descompensación con el número de alumnos y profesores bilingües, un tercio del total, según sus cálculos. 'Ha habido una mejora cuantitativa y cualitativa. Cuantitativa porque hemos pasado de cinco en 1987 al número actual y cualitativa porque el porcentaje de tesis de Filología Vasca sobre el total es menor. Esto quiere decir que el uso del euskera se va extendiendo por otras ramas del saber. A pesar de todo, que la situación sea distinta no quiere decir que sea buena. Queda aún mucho camino por recorrer', admite. Tal y como asegura Murua, las causas que provocan esta desproporción entre implantación de la lengua vasca y su uso para la elaboración de tesis son variadas. En primer lugar, el euskera no está normalizado en algunos campos del ámbito científico. En segundo lugar, la menor proporción de doctores bilingües tiene como consecuencia un menor número de posibilidades para elegir el director de la tesis. Por último, la elección de los miembros del tribunal que califica el trabajo es reducida, lo que añade más dificultades. 'Tres de los cinco componentes del tribunal vienen de otras universidades. Esto obliga a preparar un amplio resumen de la tesis y traducirlo', añade Murua. A pesar de las complicaciones, el Vicerrectorado de Euskera está estudiando distintas medidas para promover las tesis en lengua vasca, ya que, a juicio de Murua, su aumento tiene una gran importancia para el desarrollo del euskera en la universidad. Según sus palabras, un doctor que ha realizado su tesis en euskera garantiza que su manejo del idioma será mejor que otro que no lo ha hecho. 'Y eso redundará en una mejor calidad de la enseñanza', indica. Del mismo modo, el mayor número de tesis en euskera implica que los alumnos que cursen sus estudios en lengua vasca dispondrán de un mayor material de consulta, de una mayor literatura científica con la que cimentar sus conocimientos.
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