El espacio aéreo común, principal escollo de España en Estocolmo

La relación entre estos líderes llega, sin embargo, a la efeméride muy lastrada por el contencioso sobre Gibraltar, y no habrá celebraciones. Fuentes de La Moncloa indican que Aznar no tendrá tiempo para entrevistarse con su amigo inglés en Estocolmo. Sí lo hará con el presidente austriaco. Es probable incluso que las diferencias con Blair suban de tono al hilo del proyecto de regulación de un espacio aéreo común.

La Comisión quiere que la cumbre se comprometa a aprobarlo antes de 2004. España sostiene que la regulación comunitaria legalizaría en la práctica el aeropuerto de Gibraltar, que ni siquiera está cubierto por el Tratado de Utrecht ya que los británicos lo construyeron en los años cuarenta fuera de los límites de la colonia. Por ello, exige que la directiva sobre cielos abiertos incluya una cláusula en la que se haga constar que queda pendiente el problema de la soberanía sobre el aeropuerto de Gibraltar y otra que diga que la norma comunitaria no se aplicará a dicho aeropuerto mientras Londres no ponga en vigor el acuerdo hispano-británico de 1987 sobre el uso compartido del mismo. Dicho acuerdo, al establecer un control conjunto del espacio aéreo, evitaría los efectos indeseados de la directiva sobre el estatus jurídico del aeropuerto. El acuerdo fue ratificado por los parlamentos respectivos, pero Londres nunca lo aplicó porque dice que los gibraltareños se oponen. Los británicos aceptaron cláusulas de suspensión sobre Gibraltar en relación con 15 directivas previas, pero ahora no la admiten. Aznar ha hecho saber que no cederá ni un ápice en este asunto.

El otro problema español en esta cumbre es menor. Tiene que ver con la creación de la patente única europea, a la que Madrid se opone por un motivo técnico -quiere que el sistema se adapte más a las necesidades de las pymes-, pero sobre todo porque no acepta el cierre de las oficinas de patentes nacionales.