El presidente macedonio ordena 'eliminar' a los rebeldes albaneses
La policía mata a tiros a dos albaneses en el centro de la ciudad en un incidente confuso
El suceso exacerbó los ánimos en la castigada ciudad de mayoría albanesa y coincidió con la presencia en la capital, Skopje, de la delegación de dirigentes de la Unión Europea que acudió a Macedonia a apoyar al Gobierno en su enfrentamiento contra los alzados. Macedonia se mueve en el filo de la navaja. Analistas en busca de paralelismos con anteriores crisis balcánicas coinciden en que sólo falta la chispa que inicie el incendio.
El miércoles había una apuesta por la esperanza del final del conflicto. A la tregua ordenada por el Gobierno hasta la primera hora del jueves había respondido el portavoz del ELN, Alí Ahmeti, con el anuncio de un cese el fuego 'para abrir el camino al diálogo'. El Gobierno macedonio ignoró la mano tendida. Tras una reunión con los partidos representados en el Parlamento, el presidente Trajkovski anunció de forma contundente la disposición para neutralizar y eliminar a los extremistas en caso necesario. Añadió Trajkovski que el Ejército tomará el control de la frontera del lado macedonio. Dejó claro el mandatario que el diálogo se mantendrá sólo con los partidos parlamentarios, y no con los rebeldes, una vez 'neutralizados los grupos armados'.
En Tetovo, la policía bombardeó con artillería posiciones donde, al parecer, se refugia el ELN. Todo transcurría sin excesivos disparos. En los militares no se advertía el menor ardor guerrero. Los soldados se mantenían en torno a sus obsoletos blindados. Al puesto de policía desde donde disparaban contra las colinas se aproximó un coche con dos albaneses a bordo. Un policía se enzarzó en una pelea con uno de los ocupantes, al que golpeó con el utensilio de madera que usan para detener el tráfico. De pronto, el policía huyó y uno de los hombres salió del coche con un objeto en la mano, que parecía una granada de mano, que incluso llegó a lanzar. Los policías dispararon varias ráfagas y los cadáveres de los dos ocupantes del coche, Razim Karaci y su primo, quedaron tendidos en el suelo.
Los ánimos se caldearon en un Tetovo casi vacío, a pesar de que era día de mercado y, en tiempos de paz, la ciudad se llena a rebosar. Por toda la ciudad se formaban grupos que conversaban. Unos macedonios comentaban lo ocurrido a escasos metros del lugar de los hechos. Simo, un jubilado de 70 años, con dos hijos que trabajan en Alemania, no se recataba en repetir: 'No pasa nada, ningún problema'. A la objeción de que a poca distancia había dos muertos, Simo replicó: 'Son pocos. Tendrían que ser cien 1de esos hijos de puta. Alemania tendría que ayudarnos a librarnos de esa mierda del mundo, de esos de ahí de las montañas. Los de la ciudad, no. Son nuestros vecinos. Los albaneses de esas casas se fueron y nosotros se las cuidamos. Los de la montaña son la mierda del mundo. Aquí nunca hubo problemas, vivimos mezclados desde hace 50 años y los niños juegan juntos'.
'¡Es un montaje!'
En un pequeño café, los albaneses seguían las noticias en su idioma en el telediario de la televisión estatal. Cuando el televisor mostró la escena de los disparos, uno de los parroquianos gritór: '¡Es un montaje!' El noticiero dice que uno de los muertos llevaba una granada en la mano, accionada para explotar. Un albanés pregunta: '¿Y por qué no explotó, si la lanzó?' El dueño del café, Adem, de 38 años, llevaba la voz cantante en las acusaciones contra los macedonios: 'Los mataron como a perros. Un perro merece más respeto'.
Adem asegura que 'la guerra ya ha comenzado. Esperábamos que llegara esto'. Se indigna con los policías macedonios: 'No son hombres, no tienen huevos para subir a combatir a las montañas, disparan aquí contra civiles'. Uno de los clientes argumenta que la fuerza internacional de paz de Kosovo (Kfor) tendría que intervenir. Adem le replica: 'No necesitamos a la Kfor. Éste es un asunto nuestro'. Asegura el dueño del café, con actitud desafiante: 'Aquí somos todos del ELN. Sólo esperamos la orden para incorporarnos'. Nadie le contradice. Un anciano albanés abandona el local y hace un gesto que indica que él también iría a combatir, a pesar de sus 70 años. A la objeción de que es viejo, Adem replica: 'Todavía sirve para pelar patatas'. Concluye Adem: 'No hay otro camino'.
En la televisión aparece en ese momento el jefe de la política exterior y de seguridad de la Unión Europea, el español Javier Solana, quien declara en el aeropuerto de Skopje: 'Creo que desde mi anterior estancia aquí, hace dos días, las cosas están mejor'.
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