El día del bosque echa raíces en la Politécnica
La Escuela de Montes regala 2.000 encinas y 500 pinos en su primera celebración del Día Forestal Mundial
Estanis Regatero, de 12 años, estudiante del sexto curso de educación primaria en el colegio Santo Domingo, sujetaba ayer con mimo la pequeña encina que le acababan de regalar. Con su cara de pillo y una camiseta de su 'ídolo' Bart Simpson, archiconocido por sus gamberradas televisivas, confesó: 'He bautizado a la encina con el nombre de Lisa, la hermana de Bart. La voy a plantar en el patio de la casa de mi abuela, en un pueblo de Cuenca, y la voy a cuidar mucho. La regaré, le pondré abono... Mi abuela Dolores me ayudará'. Las intenciones de Estanis parecían firmes. Su profesora, Candela Muñoz, la señorita Candi para los chavales, no se fiaba. 'Ya le preguntaré en clase, a Estanis y al resto de los alumnos, cómo van sus encinas, si las cuidan o no'.
'Con tanto urbanismo y tanto incendio, se están cargando los bosques de Madrid'
La encina de Estanis, junto con otras 1.999 y 500 pinos piñoneros, fueron regaladas ayer por parte de los alumnos de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros (ETSI) de Montes. Se trataba del primer acto de celebración del Día Forestal Mundial, organizado por esa facultad de la Universidad Politécnica, en el que también colaboró la Escuela Universitaria de Ingenieros Técnicos Forestales.
Ademas de la entrega de las encinas, los universitarios organizaron una exposición sobre los bosques del mundo -en la que se reivindicó la necesidad de un mayor cuidado de los grandes tiestos del planeta- y un taller de la naturaleza. También rindieron homenaje al profesor Juan Ruiz de la Torre, catedrático emérito de Botánica de la Escuela de Montes, con la plantación de un pinsapo (Abies pinsapo), un tipo de pino característico de la sierra de Grazalema, en Cádiz.
Los universitarios convirtieron la celebración en un acto reivindicativo. Con cada encina daban un folleto en el que se leía: 'Esto es lo que se persigue con la celebración del Día Forestal Mundial: una llamada de atención a la ciudadanía para la preservación de los árboles y las masas forestales, buscando su colaboración en esta noble tarea'.
El brote agarró y la iniciativa de los universitarios fue secundada por cientos de personas. Uno de los organizadores, Fernando Magdaleno, subdelegado de alumnos de la escuela de Ingenieros de Montes, explicó, mientras repartía encinas y pinos a una fila de unas 200 personas: 'Ha venido todo tipo de gente. Cuatro colegios, cientos de universitarios de todas las facultades, una guardería, un montón de jubilados... Te dicen que quieren la planta para su finca de Extremadura, el jardín de su chalé en la sierra o para el balcón de su casa', comenta.
Magdaleno afirma que lo importante es que con la planta brote una firme conciencia ecológica. 'Vienen con mucha ilusión y te preguntan cuándo hay que plantar la encina, si en esta época o es mejor esperar a otra venidera. Lo importante es que la gente, cuando vaya el domingo a pasar el día a la sierra de Madrid, se dé cuenta de que los árboles que han crecido allí durante lustros tienen un gran valor y los cuiden'. Magdaleno sostuvo que ése es uno de los principales objetivos que pretendía alcanzar el acto universitario.
Dos administrativas del rectorado de la Complutense, Carmen y María, se escaparon de sus sillas giratorias para acudir al arboreto de Caminos (nueve hectáreas en las que crecen todo tipo de especies vegetales) en busca de una encina. 'No nos vamos sin nuestros arbolitos. Los vamos a plantar y a cuidar para luego trasplantarlos en el bosque', aseguraron.
Algunos estudiantes aprovecharon para denunciar 'el mal estado de la mayoría de los bosques'. Como María Teresa Fernández, estudiante de primero de Ciencias Geológicas. 'Se están cargando los bosques con tanto urbanismo y tanto incendio. Con tal de vender chalés y pisos, hacen lo que sea y les preocupan bien poco los árboles', afirmó. 'No hace falta ir al Amazonas para ver talas brutales, basta con pasearse por la sierra de Madrid para ver auténticos atentados ecológicos', comentó.
Sergio Herrero, de 24 años, estudiante de segundo de Forestales, aseguró que la encina que le regalaron la iba a plantar en un parque enfrente de su casa, en Tres Cantos. 'Así la puedo ver desde la ventana de mi cuarto. Además, ese parque está un poco pelado y las plantas que tienen son típicas de jardines, no de bosques, y yo quiero darle un toque asilvestrado', comentó. 'Este tipo de especie autóctona se planta poco porque tarda mucho en crecer y los ayuntamientos quieren resultados rápido y que la gente vea que hacen algo. Por eso plantan flores más vistosas en un principio, pero que se marchitan antes', añadió.
La profesora de la Escuela de Forestales María Jesús de Teresa se acercó a uno de sus alumnos y le preguntó cómo se plantaba la encina. 'Los cuidados son bastante sencillos al ser una planta de exterior. Me han dicho que hay que cavar un alcorque de unos 50 centímetros, plantar la encina y darle una primera regada para que la tierra se compacte. Luego me han dicho que hay que regar la planta una vez por semana. Lo de hablarle o no para que crezca, depende del cuidador', bromeó.
'La iniciativa de regalar las plantas me parece fantástica. ¿Tu has visto cómo están los bosques del mundo? Cada vez más pelados. En la superficie terrestre hay cada vez más calvas. Celebraciones como ésta son necesarias para educar a la gente en la necesidad de preservar los bosques. No basta con palabras', continuó De Teresa, 'había que hacer algo para acercar los bosques a la gente y hoy se ha entregado un pedacito de campo a cada una de las personas que se han acercado por aquí. Esto debería ser obligatorio cada año'.
Magdaleno afirmó que la clave para crear una educación medioambiental es dar a conocer el valor de las especies florales a los niños 'porque con ellos crece el respeto necesario para la conservación de los montes, selvas y demás. Además, sin bosques no habría animales', aseguró.
Los universitarios eligieron la encina y el pino piñonero por tratarse de especies emblemáticas del bosque mediterráneo. 'Hay que reivindicar el valor ecológico de especies autóctonas', concluyó, 'frente a la invasión de árboles foráneos, que no hacen más que perjudicar a la flora de aquí'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.