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Japón reduce a cero los tipos de interés para evitar la recesión de su economía

La autoridad monetaria trata de facilitar el crédito, aumentar el consumo y crear inflación

Fernando Gualdoni

El plan de la autoridad monetaria japonesa ha sido bien recibido por los analistas. Desde hace meses, numerosos informes de instituciones extranjeras sostienen que la única salida para Japón es crear inflación, es dar confianza a los japoneses para que consuman y dejen de ahorrar atemorizados por la incertidumbre de su futuro. Japón está en un círculo vicioso en el que la gente no gasta por temor a quedarse sin empleo y, al mismo tiempo, esa falta de demanda ha llevado al país a registrar una inflación negativa del 0,5% en 2000 y a que la tasa de paro llegase al 4,9% en diciembre pasado, su nivel máximo desde la II Guerra Mundial.

La medida que el Banco de Japón decidió es clave para romper este círculo. Si falla, poco más le queda a Japón por hacer. Su recuperación dependerá entonces completamente de la evolución de la economía estadounidense y en ese sentido es clave la visita de ayer del primer ministro Yoshiro Mori a Washington, para entrevistarse con el presidente George Bush y saber qué puede esperar de él.

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Acción indirecta

Lo que ha hecho el banco central es aumentar desde 5,76 billones de pesetas a 7,20 billones el fondo de reservas del que disponen los bancos comerciales. Con ello, busca que los bancos bombeen dinero extra de este fondo hacia el mercado de préstamos interbancario a un día, de modo que el coste del dinero que se prestan entre los bancos y éstos a sus clientes baje del actual 0,15% al 0%. Es un planteo simple, si el dinero abunda, su valor baja. De modo que el banco no baja oficialmente los tipos sino que toma una medida para conducir a éstos a reducirse.

El gobernador del banco, Masaru Hayami, ha dado la puntada a la medida declarando que la entidad mantendrá esta política hasta que Japón registre un inflación positiva, es decir, más del 0%. Expertos como José Ramón Díez, del servicio de estudios de Caja Madrid, sostienen que el 'banco debió fijar un objetivo de inflación para completar la maniobra'. Kazuhiko Sano, un analista jefe de Nikko Salomon Smith Barney consultado por la agencia Reuters, afirma que el banco 'tendrá que fijar ese objetivo tarde o temprano', aunque reconoce que 'lo que ha hecho el banco ayer es lo mejor que podía hacer en este momento'.

El Banco de Japón busca corregir su propio error, puesto que en agosto de 2000 subió los tipos de interés por primera vez en 10 años al prever que la economía se recuperaría y en enero pasado tuvo que bajarlos otra vez ante la evidencia. El PIB japonés registró una caída del 0,6% en el tercer trimestre de 2000 y un crecimiento del 0,8% en el cuarto trimestre. Japón evitó técnicamente la recesión, pero aún está a las puertas de entrar en ella en cualquier momento.

Ambos analistas también coincidieron en afirmar que el banco tendrá ahora que tomar medidas urgentes para reducir la deuda y el déficit públicos japoneses, que ya alcanzan el 130% y 7% del PIB (590 billones de pesetas), respectivamente, debido fundamentalmente a los 11 planes de reactivación económica por valor aproximado de 210 billones de pesetas procedentes de las arcas públicas que el Gobierno ha ido implementando desde finales de 1998 y que no tuvieron éxito.

Para enfrentar este problema al mismo tiempo que el de la deflación, el Banco de Japón decidió ayer que el incremento de fondos a la economía saldrá de la recompra de bonos de deuda pública a 10 años. De este modo, el banco comprará su propia deuda en el mercado secundario. Con ello, la autoridad monetaria intenta reducir la deuda y que el dinero que utiliza para ello quede en el fondo del cual los bancos echan mano para financiarse.

A pesar de que los expertos respaldan la iniciativa del banco, no dejan de advertir que sin una profunda reestructuración del sector financiero ni ésta ni ninguna medida dará resultado. Los bancos japoneses acarrean en torno a 45 billones de pesetas de créditos incobrables y mantienen muchos negocios o filiales que pierden dinero constantemente. Japón reestructuró su banca entre 1999 y 2000, pero según los expertos ésta no fue lo suficientemente lejos como sanear verdaderamente el sector. De nada sirve facilitar el dinero a los bancos si éste se esfuma sin control.

La medida del banco central profundizó la caída del yen frente al dólar, que ayer cayó a su nivel más bajo de los últimos 22 meses frente a la divisa estadounidense, a 123 yenes por dólar. Esto abarata las exportaciones japonesas pero conlleva a la vez un grave peligro para el resto de las economías asiáticas. Éstas economías ya se ven perjudicadas por la contracción de la demanda de sus productos en EE UU y ahora además perderán competitividad frente a Japón. Cuando la crisis asiática estalló en 1997, el yen estaba a 130 por dólar y cuando la región se hundió a mediados de 1998, llegó a estar a más de 160.

La Bolsa de Tokio retrocedió ayer un 0,34% y se mantiene en sus mínimos de 16 años, pero los expertos creen que la iniciativa del Banco de Japón ayudará a que la bolsa se recupere de aquí al final del año fiscal japonés, el próximo 31 de marzo.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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