El oro más puro de los alquimistas
Un libro estudia la vida y la obra del escritor gaditano José Luis Acquaroni
De los laureles literarios al pozo del olvido: éste es el viaje que realizó la obra del escritor José Luis Acquaroni (1919-1983), uno de los autores más premiados de la llamada Generación del 50, y probablemente su mejor cuentista. Su producción gozó de un generoso reconocimiento, culminado en 1977 con la concesión del Premio Nacional de Literatura a su novela Copa de sombra. Pero resulta verdaderamente llamativo el contraste entre aquella bien ganada fama y el silencio que cayó sobre este sanluqueño de adopción después de su muerte: ni reediciones ni estudios. Totalmente barrido de los programas universitarios. La fórmula perfecta para eliminar un nombre de la memoria literaria.
Ahora, un libro coordinado por José Jurado Morales, profesor de la Universidad de Cádiz, pretende devolver a Acquaroni su lugar en la narrativa española del medio siglo, al tiempo que indaga en las causas de tan rotunda amnesia. Más allá de la muerte en el olvido. En busca de la literatura de José Luis Acquaroni es el título de esta recopilación de ensayos, fruto de unas jornadas conmemorativas organizadas en Sanlúcar de Barrameda en abril de 1999, en la que participan las firmas de Pilar Paz Pasamar, Eduardo Mendicutti, Ana Sofía Pérez-Bustamante y Manuel Ramos Ortega, entre otras.
Nacido en Madrid en septiembre de 1919, de padre sanluqueño y madre de Puerto Real, José Luis Acquaroni Bonmatí se trasladó a la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda a la edad de dos años. Estudiante de Filosofía y Letras, muy pronto comenzó a colaborar en medios de prensa escrita como Ayer o La Voz del Sur, rotativo del que llegó a ser director en 1951. Esta tarea la compaginó con la dirección de la Biblioteca y la Colección Arqueológica de Sanlúcar.
En los años cincuenta, participó en el desarrollo del grupo Platero junto a Fernando Quiñones, José Manuel Caballero Bonald, Julio Mariscal o Carlos Edmundo de Ory, entre otros. Este ambiente estimuló su vocación literaria, especialmente inclinada hacia el cuento, 'el más antiguo, bello y completo de los géneros literarios', según sus palabras. 'Un buen cuento', afirmó, 'es como un lingote de oro de copela, el más puro según los alquimistas'.
Tras su primer galardón, el premio Camilo José Cela de relatos -convocado precisamente por la revista Platero-, los escritos de Acquaroni fueron acaparando un sinfín de reconocimientos, desde el certamen Correo Literario hasta el Hucha de Oro, pasando por los premios Ínsula, Ateneo de Madrid, Blasco Ibáñez y un largo etcétera del que hizo, junto con las colaboraciones de prensa, su modo de vida.
Cela, Baroja y Flaubert
Su prosa bebe de Cela, Delibes, Baroja y Pemán, pero también de Dostoievski, Flaubert y Faulkner. Tras un periodo de cuatro años en Venezuela, se instaló en Madrid como redactor del Reader's Digest. Su obra se resume en varios relatos publicados en revistas de la época, la colección de cuentos Nuevas de este lugar, las novelas cortas El cuchillo de la madrugada y Estado: Soltero, así como las novelas El Turbión, A la hora del crepúsculo y la mencionada Copa de sombra.
Para José Jurado Morales, se trata de 'un autor representativo del modo más generalizado de escribir en la posguerra, y posiblemente de los mejores cuentistas'. 'Acquaroni es un creador de palabras más que un novelista, aunque escribió una de las mejores novelas sobre la guerra civil, Copa de sombra', agrega.
Las causas de su olvido las achaca sobre todas las demás a 'su pensamiento político'. 'Acquaroni es un conservador que pasa a un segundo plano con la llegada de la democracia, como Pemán, Panero o Vivanco', explica. 'No obstante, pocos escritores defendieron como él la reconciliación de las dos Españas. La suya es una novela de la reconciliación, entiende que una guerra civil afecta al vencedor y al vencido'.
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