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Maragall augura que a la rebelión de las comarcas del Ebro le seguirá las del Pirineo y el Camp de Tarragona

Enric Company

Pasqual Maragall recurrió ayer a uno de los lemas de la campaña del Partido Demócrata de Estados Unidos en 1992 para explicar la sustancia de la contestación de que es objeto el Gobierno de Jordi Pujol en las comarcas catalanas del Ebro. Donde Clinton y los suyos decían 'es la economía, estúpido' para indicar a George Bush padre que eso, y no la política internacional es lo que preocupaba a los electores, Maragall dijo ayer: '¡Es el territorio!'. Y en vez de añadir 'estúpidos' dijo, no sin sorna, 'amigos míos'.

El líder socialista auguró que la protesta que en los últimos meses se ha adueñado de las tierras del Ebro, aparecerá pronto en las comarcas del Pirineo catalán y en el Camp de Tarragona. Lo que está sobre la mesa, explicó, es una determinada concepción de qué es Cataluña y qué es España. En estos territorios ya no surte efecto alguno la apelación a Cataluña, argumentó. Tras los conceptos, la gente quiere ver contenidos: inversiones en infrastructuras, conexión a las grandes redes de transporte, a los sistemas de comunicación y de formación, etcétera.

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La comisión ejecutiva del PSC examinó ayer la situación política a la vista de las derrotas parlamentarias del Gobierno de Pujol de la semana pasada y del éxito de la manifestación del domingo en Madrid contra el Plan Hidrológico Nacional (PHN). Su conclusión fue que CiU y Pujol tienen problemas para comprender el origen de las dificultades con que tropiezan en comarcas que tenían por feudos. 'Lo que les pasa factura es el desprecio al territorio', afirmó Maragall. Ahora se ve, añadió, cuánto tiempo se ha perdido en la aplicación del Estatut. Porque, según él, en el Estatut existen los mecanismos para dotar de voz y peso político los territorios que ahora expresan su malestar. Y que, pese a las innumerables visitas de Pujol y los miembros de su Gobierno, se consideran 'olvidadas'.

Maragall explicó que la otra dificultad de CiU para hacer frente a esta situación proviene de sus ataduras con el PP. Del PP dijo que es un partido que está 'muy alejado' de la opinión y la sensibilidad política mayoritaria de Cataluña. Sin embargo, destacó que CiU se ha mantenido alineada al PP en asuntos como el recurso contra la Ley de Extranjería y el proyecto de ley de estabilidad presupuestaria, del que afirmó que es un atentado contra la autonomía 'peor que la LOAPA'. Y, en parte, en el Plan Hidrológico Nacional. A pesar de haber votado en el Parlament una moción contra el PHN y el trasvase del Ebro, CiU pretende que esa votación no le impide defender ahora un trasvase, aunque de menor volumen que el proyectado por el Gobierno.

El líder socialista se refirió al alud de descalificaciones personales y políticas que en los últimos días le han enviado los dirigentes de Convergència tras las derrotas parlamentarias de la semana pasada. Son, afirmó, expresiones de una 'intolerancia' a tono con las realizadas anteriormente sobre la inmigración. E insistió en que, tras la estruendosa fractura de la mayoría parlamentaria formada por CiU y PP, Pujol está obligado a explicar al Parlament cómo va a llegar al final de la legislatura y a demostrar que cuenta con la confianza de la Cámara.

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Lo propio de la situación sería, reiteró, la sustitución del consejero de Medio Ambiente, Felip Puig, responsable de los proyectos tumbados por el Parlament. Auguró que CiU y PP escenificarán una 'sutura' de las heridas en su alianza. Pero aseguró también que eso no será suficiente.

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