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ESTA SEMANA
Columna
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Esperando a Zapatero

La iniciativa de Izquierda Unida proponiendo en el Parlamento andaluz la interposición de un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de Extranjería pondrá a prueba esta semana el grado de lealtad y coherencia de los socialistas andaluces con respecto a las directrices que emanan de su Ejecutiva federal, liderada por el secretario general José Luis Rodríguez Zapatero.

En el seno del grupo socialista se abre camino la posibilidad de suscribir la propuesta izquierdista para expresar así su rechazo más rotundo a una norma que cuenta con el desacuerdo del Gobierno andaluz. Sin embargo, ha de imponerse la disciplina que surge de los órganos superiores de este partido, de ahí que, con toda probabilidad, opten finalmente por abstenerse con lo que el recurso sería rechazado sólo con los votos del PP.

En todo caso, los socialistas andaluces deben tener en cuenta que si se pronuncian a favor del recurso quitan argumentos a Zapatero en su oferta de pacto que ha realizado al presidente del Gobierno, José María Aznar, sobre dicha ley.

No obstante, queda claro que el cuerpo les pide guerra, máxime después del desmarque de Pascual Maragall, quien ignoró las instrucciones dictadas desde Madrid apoyando en el Parlamento catalán la presentación del recurso sin que nada le haya ocurrido por tan clara acción de desmarque.

Este asunto servirá de fiel marcador de la sintonía existente entre el PSOE andaluz y el precursor del 'cambio tranquilo', unas relaciones que algunos han querido ver notablemente alteradas, tras los últimos acontecimientos. Unas turbulencias internas, dadas por cerradas por el presidente Manuel Chaves, quien ha querido dar por terminado el periodo de incertidumbre que haya podido existir en torno a su liderazgo, anunciando su disposición a ser de nuevo candidato en las próximas elecciones autonómicas. No obstante, reconoce que hay 'unos cuantos compañeros' que reúnen también condiciones para ello, de modo que será cuestión de esperar a ver si, de una vez por todas, dan la cara aquellos que se pueden sentir aludidos.

Tensión en el Parlamento

También en el Parlamento andaluz habrá que observar en qué quedan los intentos de su presidente, Javier Torres Vela, para resolver la crisis institucional en la que se encuentra inmersa la Cámara, después del incidente xenófobo protagonizado por el socialista Rafael Centeno. Poco puede hacer el presidente cuando no tiene soberanía sobre los distintos grupos para obligarles a que sustituyan a sus representantes en la Mesa, por lo que se aventura que todo seguirá igual, esto es con un PP deseoso de querer alargar al máximo el conflicto arrastrando a todos en sus críticas, incluido el propio Torres Vela, al que llaman sin rubor 'sectario', término al que son muy aficionados últimamente a emplear.

La prolongación de este problema puede que lleve al PP a un callejón sin salida, pero no deja de ser una estrategia, no ya sólo para erosionar al contrario, sino también para desviar la atención ante las persistentes especulaciones sobre Teófila Martínez. Su más reciente negativa a despejar las incógnitas sobre si repetirá o no como candidata, no hace más que añadir incertidumbre sobre su futuro, por mucho que el secretario general del PP andaluz, Antonio Sanz, dé el asunto por resuelto esforzándose en señalar constantemente que la alcaldesa de Cádiz volverá a ser la cabecera de cartel.

En este escenario aparece también el presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Rafael Álvarez Colunga, quien comienza a mostrarse más crítico que nunca contra la Junta. Un movimiento que hace presagiar lo peor en cuanto al pretendido acuerdo de concertación social. Si no lo ha habido en todo el Estado, ¿cómo va Álvarez Colunga a cerrar aquí un entendimiento con los sindicatos y la Administración que sí, en cambio, ha sido posible en otras ocasiones, incluso en peores circunstacias económicas y sociales?

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