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La inmigración pasa a segundo plano en las elecciones municipales francesas

En 1995, el Frente Nacional del ultraderechista Jean-Marie Le Pen conquistaba cuatro ciudades francesas, entre ellas, Toulon, de más de 100.000 habitantes. Ahora puede que pierda las cuatro localidades o que sólo logre salvar dos de ellas a base de ocultar la filiación del alcalde saliente. Hace seis años la inmigración figuraba entre los tres temas que más preocupaban a los electores, mientras que ahora sólo un 8% estima que es fundamental; es decir, un problema que sólo ocupa la décima posición de una lista de inquietudes encabezada por la seguridad (43%) y seguida por el empleo (30%).

¿Qué ha pasado para que los ciudadanos dejen de relacionar delincuencia e inmigración? ¿Por qué este último fenómeno social no inquieta a los franceses? Por un lado, el FN se dividió en 1999 y hoy Le Pen y Bruno Mégret lideran dos facciones disminuidas. Por otro, y eso es más importante, entre 1997 y el 2001 el número de parados se ha reducido en más de un millón de personas. Los franceses han pasado del pesimismo a la esperanza, del miedo a la euforia. El consumo familiar se mantiene imperturbable. Los nubarrones de la economía japonesa o estadounidense no oscurecen el cielo francés.

Aunque Mégret habla del peligro de 'africanización de Francia' y Le Pen ve un estallido de la violencia y la inmigración que las estadísticas desmienten, la composición de las listas municipales para las elecciones del próximo domingo prueba que la situación es mucho más tranquila que seis años atrás. Todas las listas de izquierda y de derecha democráticas incluyen candidatos de origen extranjero, sobre todo magrebíes. 'En todas las ciudades de más de 50.000 habitantes tenemos candidatos de origen magrebí en puesto elegible' dicen en el PS. La responsable de la política de integración en la gaullista RPR (Unión para la República), Fatima Zellagui, admite que 'la derecha ha tardado más en darse cuenta del valor del voto de las distintas comunidades étnicas'. Para el presidente de SOS Racismo, Malek Boutih, el incluir personas nacidas en otro país o hijos de inmigrantes 'ha dejado de ser un acto de fe política para convertirse en un acto de lógica electoral'.

La prueba de que el tema de la inmigración se ha relajado, sin desaparecer, la aportan las numerosas listas que, bajo la etiqueta Motiv-é-s, se presentan en varias ciudades y a las que los sondeos auguran cierto éxito. En Toulouse, su sede natural y cuna del grupo musical Zebda, patrocinador del invento, magrebíes, españoles, italianos y africanos quieren entrar en la alcaldía. ¿Su programa? Lo que la asamblea decida. Para ellos, 'la política no debe ser un coto cerrado de los tecnócratas'.

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