_
_
_
_
CONFLICTO EN ORIENTE PRÓXIMO

Cuatro muertos en un atentado suicida en Israel

Radicales judíos se tomaron la justicia por su mano y lincharon a un palestino en Netanya

Netanya, la ciudad balnearia y vacacional por excelencia de Israel, a orillas del Mediterráneo, punto de encuentro de una parte importante de la oligarquía judía israelí, se vio ayer, a primera hora de la mañana, sacudida por la explosión de una bomba. Un joven, presumiblemente palestino, había hecho estallar en pleno centro comercial, en la calle de Hertzel, un artefacto explosivo que intentaba colocar en algún punto de la ciudad, pero que decidió activar al sentirse acosado por una patrulla policial.

El cuerpo del activista palestino saltó por los aires, arrastrando a la muerte a otros tres viandantes; entre ellos, un hombre de 80 años y dos muchachas, aparentemente soldados de reemplazo. En la explosión resultaron heridas medio centenar de personas, en su mayoría ciudadanos judíos que a aquella hora de la mañana se dirigían a sus trabajos. La onda expansiva destrozó una agencia inmobiliaria, una joyería, un quiosco de venta de lotería, una zapatería y una tienda de ropa en las inmediaciones.

Unas piernas por los aires

'He visto volar por los aires lo que podrían ser unas piernas de una mujer', comentaba uno de los vecinos de la zona, aterrorizado por tanto dolor y sangre, mientras las ambulancias llegaban al lugar del atentado y las fuerzas de seguridad cercaban la ciudad, levantaban barreras en las carreteras y se iniciaba una operación de búsqueda similar a la desencadenada el pasado viernes, cuando en la cercana localidad de Um el Fahem se produjo una explosión idéntica en un taxi colectivo, matando a un viajero e hiriendo a otros nueve.

En medio del torbellino, un grupo de radicales judíos decidió tomarse la venganza por su mano y desencadenó una verdadera caza al árabe en el centro de la ciudad. En un mercado cercano, un obrero palestino de la construcción fue linchado, casi hasta la muerte. La multitud, convertida en una jauría, golpeó una y otra vez sin piedad su cuerpo. El hombre se encuentra en la unidad de vigilancia intensiva de un hospital de la zona. Ayer por la noche, el diagnóstico era desesperanzador: agonizaba.

'Todo árabe que venga esta mañana al mercado no saldrá vivo', había exclamado un exaltado ante la prensa, apuntando con el dedo en dirección de la ciudad autónoma de Tulkarem, a apenas 20 kilómetros de allí, el punto palestino más cercano, de donde se presume que salen los comandos radicales que atacan en el corazón de Israel

El ministro de Seguridad Interior, Shlomo Ben Ami, conmocionado y dolorido por la reacción de la gente, pidió públicamente calma: 'Hay que luchar contra los terroristas sin convertirse en terroristas'. Pero sus palabras no fueron escuchadas, ni siquiera por el primer ministro electo, Ariel Sharon, quien lanzó a primera hora de la mañana un comunicado en el que aseguró de forma tajante: 'Una vez formado, el Gobierno encontrará la manera y los medios de restaurar la seguridad de los israelíes'.

Como si la situación no fuera ya excesivamente tensa, el ex general Sharon hizo ayer algo más: culpar directamente a Yasir Arafat de estar detrás del atentado.

'Ciertas fuerzas de las filas más próximas de Arafat han participado en el ataque', aseguró Sharon al embajador de Estados Unidos en Tel Aviv, Martin Yndik, en el transcurso de una entrevista celebrada pocas horas después del suceso.

Desde el lado palestino se desmentían las acusaciones. El secretario general de la presidencia, Nabil Abu Rudeina, pedía calma, pero sobre todo el fin de la represión y el levantamiento de un bloqueo que dura ya cuatro meses y que está llevando a todo un pueblo a la desesperación.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_