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La religión, 'asignatura pendiente' de los obispos

La Iglesia Católica plantea una queja sobre todas las demás: la alternativa a la asignatura de religión. Los obispos siguen esperando, 'desesperando' para ser más exactos, que el Gobierno del Partido Popular anule el decreto por el cual los socialistas sustituyeron en 1994 la asignatura de ética como alternativa a la de religión por una serie de actividades culturales y lúdicas de libre opción para los alumnos.

El último director general de Asuntos Religiosos del Gobierno socialista, Víctor Manuel Urrutia, y el nombrado por el PP a su llegada al poder, Alberto de la Hera, han tenido que escuchar las mismas quejas de los obispos: ellos (los obispos) consideran que las opciones que se ofrecen a la asignatura de religión constituyen una 'auténtica competencia desleal'.

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Ahora los obispos quisieran volver a tener de nuevo a la ética como contrincante, la misma asignatura de ética que en su día denostaron. Pero la derogación del decreto socialista nunca llega, 'es un tema aparcado' por el Gobierno y duerme el sueño de los justos en un cajón del despacho de Alberto de la Hera.

Hay una razón 'estratégica' para que el PP haya congelado el asunto: que éste es un tema que el Gobierno del PP sí quisiera pactar con el Partido Socialista.

Y otra, más contundente y clara, que la Dirección General de Asuntos Religiosos no logra hacer comprender a los obispos: que el Gobierno tiene otras prioridades, que esta cuestión no se encuentra dentro del primer nivel, ni del segundo nivel, de las preocupaciones del Gobierno. Así de duro.

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'Los obispos tienen que entender que el Gobierno tiene otros muchos problemas más importantes que hacer rebrotar otra guerra por la asignatura de religión y su alternativa sería, en estos momentos, un verdadero despropósito', dicen que argumenta en privado el pacífico y bienintencionado director general de Asuntos Religiosos del PP.

Alberto de la Hera es católico ferviente, apostólico y romano, pero tiene a gala, dicen, autodefinirse, también, como de 'centro equidistante', cosa que no deja de provocar un desconcierto mal disimulado en los obispos.

Pero el director general de Asuntos Religiosos del Gobierno del PP es contundente, dicen, a la hora de la argumentación: 'Ya hacemos bastante (comenta en sus reuniones de trabajo). Les financiamos la enseñanza de la religión, les pagamos a sus profesores en todos los colegios públicos... Y luego hemos reforzado la asignación económica y, además, redondean los ingresos por la asignación tributaria para que la Iglesia no pierda en ningún caso. Que no se quejen los monseñores, que nunca van a encontrar a otro Gobierno que los trate mejor'.

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