'Francia conoce a ETA mejor que España'
Esta mujer de mirada franca, risa fácil y carácter fuerte -'hay que tenerlo', dice, 'para poder hacer frente a los insultos y a las amenazas de muerte' es, seguramente, la persona que mejor conoce a ETA en toda Francia. Desde que se integró en la Sección Antiterrorista, hace ya 13 años, ha leído los cargos a no menos de 200 activistas, investigado sin descanso la estructura organizativa francesa de ETA y asistido a todas y cada una de las grandes caídas y a los arrestos de los máximos dirigentes etarras. Irène Stoller es una mujer altamente protegida que contribuye en lo posible a no alimentar la ficha que lleva su nombre en los archivos de ETA. Aunque su rostro tiene que resultarles forzosamente familiar a los activistas condenados, la fiscal jefe de la Sección Antiterrorista se niega a responder a nada que traspase la barrera de su vida privada.
'ETA funciona como una secta, no parará voluntariamente hasta alcanzar la independencia'
'El gran debate es si ETA golpeará o no en territorio francés. Sabemos, por la documentación incautada, que lo han discutido seriamente y que unos están a favor de hacerlo y otros en contra', afirma, en sus primeras manifestaciones a un medio de comunicación. La fiscal francesa que durante años formó pareja judicial con la juez Laurence Le Vert nunca creyó en la tregua establecida por ETA. 'Tengo la costumbre de escuchar lo que dicen los procesados en los juicios y de leer lo que escriben, y le aseguro que no había nada en su actitud que animara a pensar en una mínima distensión. Sí, ya sé que en España mucha gente pensó que esto era el final, pero esa convicción no llegó nunca a asentarse aquí', indica, señalando el despacho que ocupa en el Palacio de Justicia de París.
Con una media sonrisa marcada, Stoller no desaprovecha la ocasión de destilar algo de su ironía: 'Quizá conozcamos a ETA mejor en Francia que en España', añade, antes de admitir sin ambages que, pese a la evolución clara que se detecta en este terreno, 'la sociedad francesa sigue sin estar muy informada de la realidad del terrorismo vasco' y señalar que algunos importantes medios de comunicación han mostrado hasta hace bien poco 'cierta complacencia'.
Nació en París hace seis décadas y tiene fama de trabajadora concienzuda y tenaz. A estas alturas, la magistrada francesa máxima especialista en ETA se pregunta si existe una solución policial para el terrorismo vasco, pero con mayor énfasis se interroga igualmente sobre la existencia de una solución política. 'Yo voy más lejos todavía: me pregunto si existe simplemente una solución, porque no dude usted que esta organización, que funciona internamente como secta, con sus jefes convertidos en gurus, no parará voluntariamente hasta alcanzar su objetivo de la independencia. Ellos me lo han expuesto muchas veces: tenemos una lengua ancestral, somos, por tanto, un pueblo, seremos un Estado'.
Dice que no comparte los reproches españoles, tan frecuentes sobre todo años atrás, que atribuyen a Francia un interés relativo en la lucha antiterrorista. 'No sólo dedico mi horario laboral, sino también una gran parte de mi tiempo libre a la investigación contra ETA, que es un trabajo de hormigas, de pasar muchas horas leyendo informes y pensando en las vías de investigación. Lo que ocurre', explica, 'es que, al contrario que mis colegas de la Audiencia Nacional española y de los propios efectivos policiales franceses especializados en el combate contra ETA, nosotros, los magistrados antiterroristas franceses, no hemos sido reforzados y carecemos de los medios necesarios. Sólo somos cuatro en la Fiscalía y otros cuatro en la Instrucción para ocuparnos de todo lo relacionado con el terrorismo islámico, corso, bretón y vasco'.
A su juicio, las diferencias que a veces surgen entre los magistrados de ambos países, fundamentalmente por el trasvase de documentación operativa, hay que achacarlas exclusivamente a las reglas muy estrictas -'y cada vez más', dice- del procedimiento penal francés. 'Nuestros colegas españoles quisieran tener rápidamente en sus manos la documentación incautada para poder actuar con eficacia, pero nosotros estamos obligados a respetar el procedimiento y a precintarlos y guardarlos, porque si la Cámara de Apelación detecta la mínima irregularidad anula el caso y pone en las calle a los acusados. Y no creo', añade, 'que eso haría muy felices a nuestros amigos españoles'. Personalmente, está a favor de todo lo que agilice la colaboración judicial entre los Estados de esa Europa judicial 'todavía por crear'.
Miembro de la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura francesa -'aunque no militante, eh'-, Irène Stoller aterrizó en la cuestión vasca por casualidad. 'No lo busqué, no, no fue precisamente una elección', comenta. Simplemente, le cayó en suerte cuando se incorporó a la Sección Antiterrorista después de ejercer de secretario judicial.
En lo que se refiere a ETA y a sus dirigentes detenidos, la magistrada distingue perfectamente las diferentes personalidades individuales que han marcado cada época y las fases de evolución de un grupo terrorista al que ahora considera desestructurado. 'ETA es más agresiva, ahora van contra cualquiera, pero esta agresividad y esta desestructuración responden seguramente a su propia debilidad. Ya no hay fases: comando de información, comando legal, nuevo cursillo de adiestramiento y comando ilegal; ahora reclutan a los jóvenes, les enseñan algunas cosas y les mandan a asesinar; tal cual'.
Stoller se muestra muy sorprendida por el hecho de que García Gaztelu, Txapote, haya sido detenido en la terraza de un restaurante. 'Nunca un gran jefe de ETA había sido sorprendido tan al descubierto', indica. Por lo demás, la ETA asentada hoy en Francia: la dirección, los comandos de reserva, los enlaces, los expertos en explosivos siguen, según ella, más o menos las pautas de sus predecesores. 'Los jefes se desplazan un poco por toda Francia. Ponen sus citas internas en Toulouse y Burdeos preferentemente y hacen sus compras de armas y elementos para las bombas en París. El resto de los activistas limita mucho más sus movimientos y se oculta sobre todo en Las Landas', señala.
Después de tantos años de forzado contacto con el mundo del terrorismo vasco, Stoller no ha conseguido todavía entender las razones que llevan a matar con tanta saña a individuos que viven en una democracia y disfrutan de una autonomía amplísima. 'No hay en toda Europa una organización tan sanguinaria como ETA', subraya. A la juez le resulta difícil entender cómo se puede pretender la independencia en pleno proceso de construcción europea, pero lo que más le sorprende es la excelente buena conciencia que aparentan tener los asesinos. 'Supongo que tiene que ver con el aleccionamiento que reciben en sus casas. Ellos traen a los juicios a sus hijos, les enseñan que el enemigo es España y luego es mucho más fácil meterlos en la kale borroka y reclutarlos para ETA'.
No lejos ya de la jubilación, Stoller sueña ahora con recuperar el tiempo de ocio perdido en estos años 'tan duros', recuperar los libros, las películas, el teatro -'nada de películas policiacas, eh', dice entre carcajadas- y, sobre todo, viajar como turista, preferentemente a España, 'un país que me fascina por la alegría que se percibe, la forma de comunicarse, tan diferente', dice, 'a la vida en París'.
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