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Los abogados catalanes presentan el primer código que regula la profesión

El cliente tiene derecho a pactar los honorarios y pedir un presupuesto

La novedad que representa el Código de la Abogacía Catalana en el ámbito español es que por primera vez se regulan en un mismo texto todos los aspectos de la profesión, algunos de los cuales ya se venían aplicando desde hacía meses a través de normas o reglamentos parciales. En otros casos, lo que hace el código es normalizar y autorizar prácticas que han existido de siempre, aunque formalmente no estaban permitidas. Para el conjunto de España está pendiente una reglamentación similar desde hace dos años.

Es el caso, por ejemplo, de la llamada quota litis, recogida en el artículo 54 del código y que permite que el cliente y el abogado pacten que los honorarios dependan del resultado del pleito, estableciendo incluso un tanto por ciento de la cuantía económica que se obtenga en sentencia. El código también recomienda que el abogado libre al cliente un presupuesto por escrito y establece la obligatoriedad de hacerlo si el ciudadano lo solicita.

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Cambio de letrado

Del mismo modo, se regula de manera clara que 'el cliente tiene derecho a cambio de abogado en cualquier momento', sin que este cambio esté sujeto a ningún requisito. En la actualidad, la concesión de la venia (que es así como se denomina el cambio de abogado en un proceso ya inicado) no se materializa hasta que no se pagan los honorarios a su antiguo defensor. A partir de ahora lo que se establece es que el nuevo letrado puede empezar a trabajar, pero que no cobrará hasta que no cobre el antiguo.

El Código de la Abogacía Catalana recoge también la normativa sobre publicidad que ya se viene aplicando desde hace meses en Barcelona y que se extendió meses después al resto de España. Este apàrtado permite que un letrado se anuncie, como cualquier profesional, sin más límite que lo que establece la Ley de la Competencia Desleal y la Ley general de publicidad, además de las normas deontológicas de la pprofesion. Así, por ejemplo, está prohibido incluir en el anuncio la promesa de que se conseguirá un determinado resultado en un pleito, así como dirigir publicidad a las víctimas de accidentes o catástrofes, así como a sus familiares. Esta última práctica ha dado motivo en Barcelona a más de una sanción, después de comprobarse la presencia de abogados que ofrecían sus servicios en la puerta de un hospital.

Jaume Alonso Cuevillas, decano del Colegio de Abogados de Barcelona y presidente de la comisión redactora del Código, aseguró ayer que este texto 'supone un gran avance de la profesión y es algo así como pasar del siglo XIX al XXI'. Cuevillas, que fue el promotor de la iniciativa en el verano de 1997, recordó también que en su redacción han participado los 14 colegios de abogados catalanes y más de 1.200 letrados, que aprobaron las bases en Segundo Congreso de la Abogacía de Cataluña celebrado en Tarragona en octubre de 1999.

Precisamente otro de los impulsores de este código es el actual consejero de Justicia de la Generalitat, Josep Guàrdia Canela. La administración autonómica, que tiene competencias para regular los colegios profesionales, siempre se ha mostrado favorable a este código. El último trámite pendiente para que se empiece a aplicar es que se publique en Diario Oficial de la Generalitat una orden del consejero.

Eugeni Gay, presidente del Consejo General de la Abogacía y ex decano de Barcelona, explicó ayer que algunos capítulos de este código ya se aplican también en el conjunto de España. Lo que sucede es que el Ministerio de Justicia tiene pendiente desde hace casi dos años la aprobación de un nuevo Estatuto General de la Abogacía, que fue pactado con la anterior titular, Margarita Mariscal de Gante, pero que no se llegó a aprobar. Ante esa 'irritante demora', en palabras del propio Gay, el Consejo General de la Abogacía optó por aprobar unas normas de autorregulación.

El presidente del Parlament de Catalunya, el democristiano Joan Rigol, asistió ayer al acto de presentación del Código y tras felicitarse por la iniciativa les pidió 'que no se cierren en el corporativismo' y que la última palabra de su profesión 'no sea siempre el mercado'.

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