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El Gobierno pidió a sindicatos y patronal que reclamaran judicialmente fondos para Hobetuz

UGT y Confebask creen que aportar dinero no da al Ejecutivo capacidad para imponerse

Hobetuz se ha convertido en un centro de conflicto permanentemente, afectado por los problemas políticos. Con la presencia de los cuatro sindicatos mayoritarios vascos, de la patronal vasca y del Gobierno, Hobetuz se encuentra en una situación de estancamiento. El Ejecutivo, que aportó el pasado año 1.350 millones de pesetas, ha pretendido imponer sus criterios en la fundación; al menos ,así lo entienden los sindicatos no nacionalistas y la patronal.

La convocatoria de 2000 estuvo marcada por la escasez de fondos. Acostumbrados a la abundancia de la convocatoria de 1999, todos los miembros del patronato esperaban un año igual. Sin embargo, la situación política fue diferente. La llegada del acuerdo de legislatura entre el PNV y EH y la ruptura entre los nacionalistas y el Gobierno de Aznar, supuso la pérdida de los recursos procedentes de Madrid. Las administraciones central y vasca acordaron en 1999 que Hobetuz recibiera un plus de financiación, procedente de los Presupuestos Generales del Estado, de 3.500 millones. El Gobierno vasco pensó que estos fondos, pactados para un año, se devengarían automáticamente los años próximos, pero las cosas no han sido así.

Un pacto roto

La convocatoria del pasado año fue la de la espera. Los fondos no llegaron y el Gobierno central se justificó aduciendo que correspondían a un pacto político luego roto. Tras acordar un cierre de año a la baja, este año se presentaba con un panorama parecido. A la necesaria renegociación del acuerdo vasco de formación continua se le sumaba la falta de recursos. El Gobierno, inmerso en plena precampaña electoral, aprobó un requerimiento al Ejecutivo central, el pasado martes, para que enviara los fondos de Hobetuz fruto del pacto de 1999. Si la Administración central se niega a hacerlo, acudirían a los tribunales.

Previa a esta declaración, el Gobierno vasco había intentado llevar la judicialización de la caso al propio patronato de Hobetuz. Todos sus miembros se toparon con una petición formal para que la fundación fuera a los tribunales para reclamar judicialmente al Gobierno central los recursos. Los miembros del patronato no debieron ver muy clara la propuesta, ya que pidieron un informe jurídico. Éste concluyó que aquellos fondos eran fruto de una acuerdo entre administraciones y que, por tanto, no correspondía a Hobetuz su reclamación. En el seno del patronato se manifestó al Gobierno su apoyo moral a la hora de conseguir más fondos y se zanjó la cuestión.

Pero los problemas en el patronato van más lejos. La negociación de la nueva convocatoria de cursos, que puede ser por tres años, como la anterior, o anual, está paralizada. La escasez de fondos tiene que mucho que ver en la polémica. Las dificultadas para llegar a un acuerdo han hecho que se planteen propuestas inaceptables y que la presidencia, en manos ahora de Confebask, haya decidido suspender las reuniones del patronato y realizar encuentros bilaterales.

Desde los sindicatos no nacionalistas y desde Confebak se lamenta que el Gobierno se crea en su derecho de imponer los criterios para la formación continua por aportar fondos suplementarios a Hobetuz. Consideran que todos los miembros del patronato son iguales.

Las divergencias

Los sindicatos nacionalistas ELA y LAB han propuesto al patronato la supresión de la formación continua sectorial e intersectorial, que es aquella que se da en los centros propios de CC OO y de UGT. Esta propuesta, que cuenta con el apoyo del Ejecutivo, resulta inaceptable para las centrales no nacionalistas. Por parte del Gobierno vasco, el interlocutor es José Ramón Bengoetxea, viceconsejero de Trabajo.

La patronal se mueve a medio camino, pero no acepta las imposiciones de ninguna parte. Con la convocatoria enquistada y la escasez de fondos de la fundación, Confebask está intentando desde la presidencia acercar las posturas de todos para lograr un pacto. A la patronal no le importaría que el acuerdo fuera anual, de forma que se pudiera seguir negociando un pacto más amplio y para más años.

Junto a los planes sectoriales e intersectoriales, elementos irrenunciables para CC OO y UGT, hay otras discrepancias, como el catálogo modular. Sin embargo, los miembros del patronato creen que estas diferencias tienen un carácter más técnico y son fácilmente resolubles.

La lucha por la formación continua

Todas las fuerzas sociales y políticas han estado siempre por Hobetuz, la fundación vasca de formación continua. Sin embargo, unos han estado sólo por Hobetuz y otros por ésta y el Forcem, la fundación estatal. Para los nacionalistas, Hobetuz se ha convertido en un símbolo de reivindicación política, de autogobierno e incluso de marco vasco de relaciones laborales. Detrás de Hobetuz descansa el viejo dilema de las cuotas de formación y la caja única de la Seguridad Social. Para el Gobierno nacionalista y las centrales ELA y LAB, Madrid se queda con las cuotas de los trabajadores vascos y devuelve 'una miseria'. Pero más allá de la lucha política que cae directamente en la formación continua de los trabajadores vascos, la que reciben los que se quieren reciclar en su trabajo, está el problema de la financiación de Hobetuz. El pasado ejercicio, los fondos con que contó, descontado el aguinaldo de 3.500 millones que todos esperaban llegara de Madrid, fueron 1.000 millones procedentes del Fondo Social Europeo, 1.350 millones del Ejecutivo vasco y 1.550 millones llegados del Inem de las cuotas de formación y asigandos por la comisión tripartita formada en Madrid por la patronal CEOE, los sindicatos CC OO y UGT y el Ministerio de Trabajo. De todos los fondos de Hobetuz sólo el 40% llegaron directamente de las cuotas de formación de los trabajadores. El dinero procedente del FSE tuvo que ser avalado por el Ejecutivo vasco ya que desde que se asigna por el Fondo Social Europeo hasta que se entrega pasa más tiempo del que dura la convocatoria de Hobetuz.

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