Hacienda, contra los pensionistas

Deseo expresar mi más enérgica protesta al tratamiento aplicado por la Agencia Tributaria a todos los pensionistas incapacitados (reconocidos) que hemos sido penalizados en la declaración de 1999 y lo seguiremos siendo si no se remedia esta injusticia. Soy un pensionista con una incapacidad reconocida que en la declaración de 1999 he sufrido una penalización o discriminación, igual que todos los pensionistas en las mismas condiciones.

Al llegar a la reducción general, el pensionista incapacitado obtiene una reducción de 375.000 pesetas y, en cambio, si con los mismos ingresos y el mismo grado de incapacidad fuese un trabajador incapacitado en activo reduciría 656.250 pesetas (375.000 + 75%). De esta forma, el resultado final es que los pensionistas hemos sido penalizados con una cantidad bastante considerable. Pienso que sería mucho más justo que ambos contribuyentes tuviesen la misma reducción; al menos se tendería a igualar, no a crear más diferencias. Por error reduje las 656.250 pesetas y entonces se puso en marcha la máquina de meter miedo; en lugar de pedir una justificación, te envían una notificación -en el mejor de los casos, porque en otros abren ya un expediente (depende de las delegaciones)-, como si hubiese cometido un delito, aduciendo, además, que se dicta dicha notificación por no haber presentado alegaciones. Increíble, cuando es la primera advertencia. ¿Cuándo tenía que haber presentado dichas alegaciones? Gracias a que no había ninguna ocultación de datos.

Señor ministro: este tratamiento me parece totalmente injusto; no pedimos más, pero tampoco menos, ni creo que merezca el mismo trato el que se equivoca que el que oculta o altera datos. Además, sería muy conveniente para todos que se fuesen estabilizando los impresos, porque ya está bien que desde 1979 todos los años tengamos que repasar y estudiar todo su contenido por las diversas modificaciones, que a veces resultan dudosas.

Todos nos hablan y recuerdan tan a menudo el Estado del bienestar. Hasta que no reciba alguna contestación, no pararé de publicar esta carta.

Por si quedara alguna duda, les indico que he cotizado a la Seguridad Social durante 47 años, por lo que no creo que nadie se atreva a decirme que me ha sido regalado algo.