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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Prostitutas en la Casa de Campo

He visto con gran disgusto la parcialidad de la serie de artículos que han publicado sobre las prostitutas de la Casa de Campo. En todos se dice que el problema son las trabajadoras del sexo, que actúan en esta zona de Madrid. Pero en ningún caso he visto mencionar que los realmente perjudiciales son los clientes, que creo yo que serán los que tiran los preservativos a la vía publica en lugar de llevárselos en sus flamantes coches -como el que aparece en la fotografía del pasado lunes al cual ustedes muy púdicamente han tapado la matrícula- para echarlos en una papelera.

Creo que, si las prostitutas son menores de edad, a los clientes se les podría acusar de perversión de menores, pero de eso no he leído nada en su periódico. ¿Tal vez los pobres clientes no tienen culpa de nada? Nadie ha comentado lo peligroso que es circular actualmente por la Casa de Campo debido a los frenazos y detenciones inesperadas de los clientes de estas prostitutas.

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Realmente, con los que habría que tener mano dura es con estos personajes que se aprovechan de la situación de estas mujeres. Pero, como siempre ha pasado, se van de rositas y nadie habla de ellos, que son los auténticos responsables de que estas mujeres se muestren ligeras de ropa para atraer su atención.

Y encima ustedes defienden la intimidad de estas personas tapando la matrícula del Audi 100 que se detiene para contratar unos servicios. Ustedes están contribuyendo a que esta situación se siga produciendo en esa zona. Podrían publicar unas cuantas fotos de los clientes y verían cómo rápidamente disminuiría la afluencia de los mismos y, por tanto, también el número de prostitutas.

Además, quiero ponerles de manifiesto que quienes tiran los preservativos deben de ser los clientes; por tanto, las guarras e incívicas son estas personas y no las que prestan sus servicios. Habría que luchar contra los clientes, quienes más tienen que perder, y no hacer una cruzada contra estas mujeres. Lo que debería hacer la sociedad es reinsertarlas y protegerlas de las mafias.

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