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El PP acepta revisar la ley del Museo Militar de Montjuïc, pero no su cierre

Carlos E. Cué

La proposición inicial de ERC pretendía el cierre del museo porque en su tienda de recuerdos se venden objetos (encendedores, llaveros y otros recuerdos) con insignias fascistas e incluso del Tercer Reich y, sobre todo, por lo anacrónico de un centro regido aún por una ley de las Cortes franquistas de 1960. Esta ley pone como fin de esta institución 'recoger la aportación de Cataluña a las gloriosas efemérides de carácter nacional' y el 'enaltecimiento del recuerdo y la lección de los caídos por Dios y por España en el foso de Santa Elena'.

El texto de ERC hacía hincapié, además, en el hecho de que el museo, en el que se exhibe todo tipo de símbolos franquistas, está situado precisamente en el castillo de Montjuïc, donde fue fusilado el presidente de la Generalitat Lluís Companys, lo cual convierte ese 'reducto' en un anacronismo aún más hiriente.

Los socialistas y Convergència i Unió estaban de acuerdo con los argumentos de Puigcercós, pero en vez de exigir el cierre del museo se conformaban con pedir que se revise la ley para convertirlo en un centro moderno en el que se exhiban los símbolos franquistas 'contextualizados' y con 'criterios historiográficos modernos'.

Cuando comenzó a hablar el portavoz del PP, Ramón Moreno Bustos, todo parecía indicar que la dinámica sería la habitual cuando se tratan asuntos que remueven la historia franquista: la oposición propone y el PP lo echa abajo con su mayoría absoluta. 'Será por una cuestión de edad, pero cuando hablan me parece estar oyendo las batallitas del abuelo', dijo el diputado del PP nada más empezar. 'Quieren suprimir de un plumazo una parte de la historia de España que hay que respetar', continuó.

El ambiente se caldeó tanto y el diputado del PP utilizó unos términos tan duros para referirse a cuestiones sensibles, que al final tuvo que pedir perdón porque todos los portavoces de la oposición, e incluso el de CiU, socio en otros muchos asuntos, le dijeron que había herido su sensibilidad. 'Me he sentido dolido y triste como catalán', dijo Josep Maldonado, de CiU. Puigcercós llegó incluso a llamarle 'cachorro franquista', un apelativo que retiró a petición del PP.

Transacción

Después de la tensión que generó el violento cruce de acusaciones, el PP aceptó que el museo no puede seguir como está. Tras un complicado cruce de enmiendas, al final se aprobó por unanimidad una en la que se insta al Gobierno a modificar la ley 52 de 1960 y el reglamento que la desarrolla. Se pretende actualizar los fines del museo y, sobre todo, reorganizar sus fondos para que la colección se exhiba 'de acuerdo con los principios y valores de la Constitución de 1978'. Puigcercós admitía luego que el Gobierno tiene ahora libertad para desarrollar esta proposición, aunque al menos se ha logrado que tenga que ponerse a ello.

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