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SEGURIDAD ALIMENTARIA

Los productores de harinas sospechan que las fábricas de piensos extendieron la encefalopatía

El portavoz de la Asociación Nacional de Fabricantes de Harinas Cárnicas (Anagrasa), Clemente Fernández, declaró ayer a la cadena SER que la contaminación de los piensos que supuestamente ha extendido el mal de las vacas locas en España pudo darse en las fábricas de piensos. El portavoz de Anagrasa sostuvo que estas industrias, último eslabón de la cadena de fabricación de los piensos para alimentación del ganado, utilizaban la misma línea de producción en la elaboración de piensos exclusivamente vegetales (destinados a rumiantes) que para los que llevaban harinas cárnicas. Este factor pudo determinar una contaminación cruzada y, por lo tanto, que los priones pasasen a alimentos en teoría seguros y destinados al ganado vacuno.

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Según Fernández, este hecho pudo producirse hasta finales de 2000, fecha en que las harinas cárnicas fueron definitivamente prohibidas en la alimentación animal. Anteriormente y desde 1994 sólo estaban vetadas para rumiantes.

La llamada contaminación cruzada ocurría, según Fernández, en los recipientes de mezcla y de trituración donde se vierten los diferentes vegetales (soja, avena, trigo, maíz, etcétera). En teoría, podrían haber permanecido en los citados recipientes posibles residuos cárnicos. 'Las cantidades que pudieran haber quedado dentro de las instalaciones', señala Fernández, 'ha sido lo que ha determinado como medida de precaución la eliminación total. Si hubieran tenido dos líneas de fabricación en cada fábrica de piensos', añade, 'una para rumiantes y otra para el resto, seguramente no hubiera habido necesidad de hacer esta prohibición'.

Contaminación cruzada

El portavoz de Anagrasa aclaró ayer que sus comentarios iban enfocadas a explicar la decisión del Gobierno de eliminar las harinas cárnicas de todos los piensos y no a culpar a los fabricantes de una contaminación cruzada.

Los ganaderos de explotaciones familiares no se mostraron ayer muy sorprendidos con la teoría de la contaminación cruzada. 'Todos sabemos que siempre pueden quedar residuos y que el prión sólo puede ser destruido por incineración a 133 grados y 3 bares de presión durante 20 minutos', señaló Fernando Moraleda, presidente de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), quien mostró sospechas sobre posibles añadidos cárnicos intencionados a los piensos.

En una entrevista publicada en EL PAÍS el pasado domingo 18, Franz Fischler, comisario europeo de Agricultura, Desarrollo Rural y Pesca, responsabilizaba de la extensión del mal de las vacas locas a las industrias y suministradores de piensos.

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