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Reportaje:AMÉRICA LATINA

La crisis ahoga a Paraguay y salpica al Gobierno

Empresarios, sindicatos y oposición se rebelan contra la política de González Macchi

Alejandro Rebossio

En las noches estivales de Asunción, los habitantes de la capital paraguaya solían dormir con las ventanas de sus casas abiertas para aplacar el calor. El incremento de la delincuencia, tras tres años de estancamiento económico, ha modificado esa costumbre de esta ciudad colonial de 600.000 pobladores.

El desasosiego social se profundizó aún más cuando a mediados de enero el Gobierno del colorado (populista) Luis González Macchi decidió que los monopolios estatales subieran las tarifas del agua (10%), electricidad (30%) y gasoil (17%). Los paraguayos ya habían recibido 2001 con incrementos en el precio de ese combustible y del transporte. De ahí que el último tarifazo generara la fuerte y unánime crítica de sindicalistas, empresarios, oposición liberal, asociaciones de consumidores y la Iglesia.

Los tractores y maquinarias de unos 150.000 productores agrícolas cortaron hace tres semanas las carreteras del sur y este de Paraguay, un país de 5 millones de habitantes con una superficie mayor a la de Alemania. El llamado tractorazo apuntó contra el nuevo aumento del valor del diésel que, según los agricultores, encarece los costes del sector en 34 millones de dólares. Los manifestantes consiguieron una tarifa exclusiva de electricidad y una subida en el precio del algodón, el cultivo que impulsó el año pasado el crecimiento del 1,5% de la economía.

Los taxistas de Asunción acompañaron el tractorazo bloqueando las calles de esta ciudad donde se escuchan por igual el español y el guaraní. Exigían seguridad y un subsidio al gasoil. Las amas de casa se sumaron a las protestas con el bullicio de sus cacerolas.

Los sindicatos piden un alza salarial del 20%. El Gobierno lo posterga. Se ampara en que el Banco Central considera que una subida de las nóminas sólo se justifica si la inflación, que el año pasado alcanzó el 9,6%, supera el 10%.

El líder de la Asociación de Usuarios, Juan Vera, opinó que el tarifazo evidencia la 'fragilidad' de González Macchi para enfrentar al contrabando, la corrupción, el desempleo y la impunidad. 'Síntoma más elocuente del agotamiento del modelo económico, político y social', lo calificó Guillermo Stanley, titular de la patronal industrial en un país campesino que ahora promociona la maquila, el sistema de ensambladoras importado de la frontera de México con EE UU. González Macchi pertenece al Partido Colorado, la fuerza que gobierna desde hace más de medio siglo. Sin embargo, llegó al poder de la mano de una coalición de unidad nacional después de que en 1999 el asesinato del vicepresidente Luis Argaña condujera al exilio al presidente Raúl Cubas, el delfín del ex golpista y sospechoso del crimen Lino Oviedo, hoy detenido en Brasil. El año pasado, el liberal Julio César Yoyito Franco logró una histórica victoria en las elecciones para designar al número dos de González Macchi, que finaliza su gobierno en 2003.

La economía tampoco ofrece indicios de estabilidad. En octubre, mientras Argentina rozaba la crisis financiera, los analistas ponían en duda que Paraguay pudiese afrontar en 2001 el pago de 270 millones de dólares de intereses de la deuda externa, que totaliza 2.053 millones. El paro trepó del 4,4% en 1994 al 9,4% en 1999 y al 16% en 2000, en una tierra que tradicionalmente empujó a sus hijos a emigrar.

Una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), en una reciente visita a Paraguay, fracasó en su intento de acordar un plan para esta economía. Dejó, sin embargo, un listado de recomendaciones: reducción del 50% de los funcionarios contratados -unos 10.000-, congelación salarial, eliminación de las horas extras en el sector público, limitar en 100 millones de dólares el crecimiento anual de la deuda externa y disminución a la mitad del déficit público, que el año pasado trepó al 4,5% del PIB. 'Es necesario que el Gobierno quiera un programa económico en serio', disparó Thomas Reichmann, jefe de la delegación del FMI.

Los técnicos se inquietaron por la falta de voluntad política para emprender reformas económicas, las bajas recaudaciones impositivas y el peligro de que el Banco Central recurra a la emisión de moneda para tapar el rojo presupuestario, según expresó el ex ministro de Hacienda de González Macchi, Federico Zayas, que se reunió con ellos. 'Jesucristo es paraguayo', declaró Zayas al periódico local Abc, en referencia al crédito por 400 millones de dólares que el año pasado Taiwan le otorgó a este país suramericano, uno de los pocos que lo reconoce como estado independiente de China. Ahora Paraguay negocia una donación de 75 millones de la Unión Europea.

Ministros enfrentados

Los miembros del Gobierno están en desacuerdo sobre cómo ajustar el gasto público. Por eso terminaron optando por tarifazos para contener el déficit. Las reservas internacionales cayeron en enero de 785 millones de dólares a 665 millones, mientras el guaraní se devaluaba el 4% frente al dólar, al compás de la depreciación del real brasileño. El titular de Economía, Francisco Oviedo, admitió dificultades para pagar el sueldo a 200.000 funcionarios y anunció, a mes y medio del inicio de 200, que se ampliará el presupuesto estatal en 137 millones. También acordó con el FMI aumentar impuestos al combustible, transportistas, profesionales, agropecuarios y a la importación de artículos de lujo.

Comenzaron el mes pasado las prejubilaciones en dos empresas estatales: la petrolera Petropar y la telefónica Antelco, que restringió el suministro de telefonía móvil en el Ejecutivo a los ministros y viceministros. Antelco sigue en proceso de privatización, al igual que el servicio de agua, el ferrocarril y Antelco. Directivos de Telefónica visitaron hace tres semanas a González Macchi y le expresaron interés por esa última empresa valorada en 150 millones de dólares.

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