_
_
_
_
Reportaje:EMPRESAS

Potencia mundial de segundo orden

Aceralia, Arbed y Usinor se esfuerzan en asegurar que en España no va a pasar nada

Una potencia de segundo orden. La fusión anunciada el pasado lunes 19 en Bruselas entre los dos primeros productores mundiales de acero, la francesa Usinor, cuarta en la clasificación de productores, y el grupo formado por la luxemburguesa Arbed y la española Aceralia, tercera en el ránking mundial, va a suponer un vuelco total en el panorama del acero en Europa y también en el español. La creación de una nueva sociedad, que absorberá a las otras tres, coloca al acero español en el grupo líder del mundo, pero en un segundo lugar. La larga tradición siderúrgica española se agrupa con las también largas tradiciones francesa y luxemburguesas, que la superan.

El nuevo grupo industrial, que provisionalmente adopta el nombre de Newco, diminutivo en inglés de nueva compañía, es una fusión entre europeos con el propósito de crear una sociedad europea, pero lógicamente las posiciones no son iguales. Aceralia es el hermano pequeño, que llega de la mano de Arbed, y Usinor es el vencedor. Pese al reparto escrupuloso del poder para que todo el mundo aparezca en la foto, los franceses salen más grandes. Y, lógicamente, los españoles los más pequeños.

Francis Mer: 'El mercado español está en crecimiento. Es el que tiene mayores posibilidades de expansión'
Más información
Los señores del acero

No se puede olvidar que el accionista de referencia de Aceralia, con el 35% del capital, es Arbed. Los años setenta fueron los de la decadencia de la gran siderurgia española, representada por Altos Hornos de Vizcaya y Ensidesa, por culpa de la recesión internacional provocada por la crisis del petróleo y por el exceso de capacidad. A la crisis le siguió, con retraso respecto al resto de Europa, la reconversión y los cierres.

El favorito

El primer Gobierno socialista, con Carlos Solchaga en la cartera de Industria, llevó adelante las primeras reestructuraciones que terminaron con la fusión de las otrora rivales en un solo grupo en 1991: Corporación Siderúrgica Española. Por el camino se habían inyectado en ambas sociedades cerca de 650.000 millones de pesetas y se habían perdido 10.338 empleos. El último paso, ya con el Partido Popular en el poder, se dio en 1997. El grupo, ya saneado, se privatizó y frente a todo pronóstico la luxemburguesa Arbed, la primera industria del pequeño país centroeuropeo, se hizo con el control de la sociedad. En el camino quedó el favorito: Usinor.

Hoy las tres sociedades se han vuelto a cruzar en el camino y Aceralia, integrada en Arbed, va a la fusión como el hermano pequeño. Los accionistas de Aceralia representarán el 20,1% del accionariado de Newco, los de Arbed el 23,4% y los de Usinor el 58,5%, la mayoría.

Hoy, en España, la gran preocupación de los trabajadores es el futuro de los centros productivos y la mano de obra. El recuerdo de la reconversión del pasado es muy fuerte y no se olvida. Desde que el viernes 16 de febrero se suspendió la cotización de las tres sociedades en los mercados de valores, tras la publicación por el diario asturiano El Comercio de la existencia de contactos entre las tres aceristas, los sindicatos españoles han exigido el mantenimiento de las plantas productivas y del total de las plantillas.

El anunció por parte de los presidentes de las tres sociedades, José Manuel Álvarez Rendueles de Aceralia, Joseph Kinsch de Arbed y Francis Mer de Usinor, de que la fusión iba a lograr unas sinergias que permitirían un ahorro de 300 millones de euros el primer año y progresivamente alcanzar los 600 millones de euros antes de 2006, han hecho temblar a las centrales sindicales que no olvidan la reciente historia de ajustes de la siderurgia nacional.

'Este no es un sector en crecimiento. No tenemos intención de incrementar nuestra capacidad, que ya es importante. Sacaremos el mejor partido de las instalaciones más rentables, debemos mejorar costos. Tenemos que crecer en productividad con unos efectivos razonables en el tiempo'. Este comentario de Mer el pasado lunes en Bruselas deja la puerta abierta a la reconversión, sin embargo, a continuación quiso dejar claro que se alcanzarían 'acuerdos para que no hubiera dramas', que estuvieran en consonancia con la 'cultura social' europea.

Así, los tres presidentes rechazaron frontalmente cualquier ajuste en España. Las reconversiones anunciadas afectarían en esencia, según estos responsables, a los centros de Usinor en Francia y se resolverían con jubilaciones y prejubilaciones. Pero esta declaración de intenciones no evitó que ese mismo lunes se anunciara ya el cierre del alto horno de la firma francesa en Charleroi en Bélgica, que ha dado lugar a los primeros encierros de trabajadores locales.

Temor sindical

Ante el temor sindical a la reestructuración en España, que ha llevado a que UGT y CC OO de Asturias solicitaran la participación del Estado en la nueva sociedad, las tres acerías han puesto a la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) como la primera garantía. Los acuerdos de privatización establecen que Arbed debe mantener los centros productivos existentes en España y la mano de obra hasta dentro de dos años. Esta voluntad se la transmitieron Rendueles y Kinsch el jueves 15 de febrero al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

El ministro, y con él los Gobiernos vasco y asturiano, -comunidades autónomas con mayor peso específico en Aceralia-, alabaron las bondades del acuerdo y recordaron que esta situación, tan solo hace diezaños, nadie la hubiera podido imaginar. Sin embargo, la incógnita sobre qué pasará el día después sigue abierta. Nada ni nadie puede garantizar que dentro de dos años los planes internacionales del grupo pasen por encima de alguno de los centros españoles.

En Aceralia, sin embargo, ven esta posibilidad difícil. Consideran que su empresa, que supone el 43% de la producción del grupo que forma con Arbed, está suficientemente saneada y cuenta con unas instalaciones que están entre las más modernas del grupo. Los resultados de Aceralia el pasado año la colocan en un ratio de eficacia excepcional. La buena marcha del mercado del acero ha hecho que su beneficio neto suba un 178% respecto al del pasado año y alcance los 60.117 millones de pesetas.

A estos buenos resultados se añade que el plan industrial del nuevo grupo va a dar un papel primordial a Asturias y País Vasco, ya que las plantas costeras van a ser claves. Así se recoge directamente la idea de fomentar el desarrollo del llamado eje Avilés-Gijón (Asturias). Asimismo, las instalaciones de la Acería Compacta de Bizkaia verán cómo duplican su capacidad de producción.

Pero más allá de esos planes, Aceralia va a rebasar el compromiso que adquirió con la SEPI de invertir 140.000 millones de pesetas, ya ha superado los 100.000. El plan 2000-2004 prevé una inversión de 166.000 millones de pesetas. El 49% se destinará a aumentar la gama de productos que dan un mayor valor añadido, los más sofisticados; el 27% a reducir costes y mejorar la calidad; un 11% a mantenimiento; el 6% a medioambiente; y el 7% a eventualidades del mercado. Estos desafíos van a exigir producir más acero.

Las previsiones para Aceralia confirman en cierta forma la apuesta de Mer: 'El mercado español está en crecimiento. Es el que tiene mayores posibilidades de expansión. Aplicaremos una estrategia de mejora paulatina'. La vocación de expansión de Aceralia en los últimos años se ha visto reflejada en la integración de dos de los principales grupos vascos del acero: Aristrain y Marcial Ucín. Las dos familias mantienen ahora una participación en el accionariado. En el segundo caso no llega al 2% del capital, pero en el primero es el 10,8%.

Los planes de expansión del grupo Aceralia se convertirán en los planes para España de Newco, que se espere entre en funcionamiento el próximo otoño. Los accionistas de referencia serán los de Usinor y la sede estará en Luxemburgo. La siderurgia española estará en el primer fabricante mundial de acero, en la empresa europea del acero, pero no dejará de ser la hermana pequeña. Y ello a pesar de que sus plantas sean las que se encuentran menos necesitadas de ajustes.Una potencia de segundo orden. La fusión anunciada el pasado lunes 19 en Bruselas entre los dos primeros productores mundiales de acero, la francesa Usinor, cuarta en la clasificación de productores, y el grupo formado por la luxemburguesa Arbed y la española Aceralia, tercera en el ránking mundial, va a suponer un vuelco total en el panorama del acero en Europa y también en el español. La creación de una nueva sociedad, que absorberá a las otras tres, coloca al acero español en el grupo líder del mundo, pero en un segundo lugar. La larga tradición siderúrgica española se agrupa con las también largas tradiciones francesa y luxemburguesas, que la superan.

El nuevo grupo industrial, que provisionalmente adopta el nombre de Newco, diminutivo en inglés de nueva compañía, es una fusión entre europeos con el propósito de crear una sociedad europea, pero lógicamente las posiciones no son iguales. Aceralia es el hermano pequeño, que llega de la mano de Arbed, y Usinor es el vencedor. Pese al reparto escrupuloso del poder para que todo el mundo aparezca en la foto, los franceses salen más grandes. Y, lógicamente, los españoles los más pequeños.

No se puede olvidar que el accionista de referencia de Aceralia, con el 35% del capital, es Arbed. Los años setenta fueron los de la decadencia de la gran siderurgia española, representada por Altos Hornos de Vizcaya y Ensidesa, por culpa de la recesión internacional provocada por la crisis del petróleo y por el exceso de capacidad. A la crisis le siguió, con retraso respecto al resto de Europa, la reconversión y los cierres.

El favorito

El primer Gobierno socialista, con Carlos Solchaga en la cartera de Industria, llevó adelante las primeras reestructuraciones que terminaron con la fusión de las otrora rivales en un solo grupo en 1991: Corporación Siderúrgica Española. Por el camino se habían inyectado en ambas sociedades cerca de 650.000 millones de pesetas y se habían perdido 10.338 empleos. El último paso, ya con el Partido Popular en el poder, se dio en 1997. El grupo, ya saneado, se privatizó y frente a todo pronóstico la luxemburguesa Arbed, la primera industria del pequeño país centroeuropeo, se hizo con el control de la sociedad. En el camino quedó el favorito: Usinor.

Hoy las tres sociedades se han vuelto a cruzar en el camino y Aceralia, integrada en Arbed, va a la fusión como el hermano pequeño. Los accionistas de Aceralia representarán el 20,1% del accionariado de Newco, los de Arbed el 23,4% y los de Usinor el 58,5%, la mayoría.

Hoy, en España, la gran preocupación de los trabajadores es el futuro de los centros productivos y la mano de obra. El recuerdo de la reconversión del pasado es muy fuerte y no se olvida. Desde que el viernes 16 de febrero se suspendió la cotización de las tres sociedades en los mercados de valores, tras la publicación por el diario asturiano El Comercio de la existencia de contactos entre las tres aceristas, los sindicatos españoles han exigido el mantenimiento de las plantas productivas y del total de las plantillas.

El anunció por parte de los presidentes de las tres sociedades, José Manuel Álvarez Rendueles de Aceralia, Joseph Kinsch de Arbed y Francis Mer de Usinor, de que la fusión iba a lograr unas sinergias que permitirían un ahorro de 300 millones de euros el primer año y progresivamente alcanzar los 600 millones de euros antes de 2006, han hecho temblar a las centrales sindicales que no olvidan la reciente historia de ajustes de la siderurgia nacional.

'Este no es un sector en crecimiento. No tenemos intención de incrementar nuestra capacidad, que ya es importante. Sacaremos el mejor partido de las instalaciones más rentables, debemos mejorar costos. Tenemos que crecer en productividad con unos efectivos razonables en el tiempo'. Este comentario de Mer el pasado lunes en Bruselas deja la puerta abierta a la reconversión, sin embargo, a continuación quiso dejar claro que se alcanzarían 'acuerdos para que no hubiera dramas', que estuvieran en consonancia con la 'cultura social' europea.

Así, los tres presidentes rechazaron frontalmente cualquier ajuste en España. Las reconversiones anunciadas afectarían en esencia, según estos responsables, a los centros de Usinor en Francia y se resolverían con jubilaciones y prejubilaciones. Pero esta declaración de intenciones no evitó que ese mismo lunes se anunciara ya el cierre del alto horno de la firma francesa en Charleroi en Bélgica, que ha dado lugar a los primeros encierros de trabajadores locales.

Temor sindical

Ante el temor sindical a la reestructuración en España, que ha llevado a que UGT y CC OO de Asturias solicitaran la participación del Estado en la nueva sociedad, las tres acerías han puesto a la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) como la primera garantía. Los acuerdos de privatización establecen que Arbed debe mantener los centros productivos existentes en España y la mano de obra hasta dentro de dos años. Esta voluntad se la transmitieron Rendueles y Kinsch el jueves 15 de febrero al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

El ministro, y con él los Gobiernos vasco y asturiano, -comunidades autónomas con mayor peso específico en Aceralia-, alabaron las bondades del acuerdo y recordaron que esta situación, tan solo hace diez años, nadie la hubiera podido imaginar. Sin embargo, la incógnita sobre qué pasará el día después sigue abierta. Nada ni nadie puede garantizar que dentro de dos años los planes internacionales del grupo pasen por encima de alguno de los centros españoles.

En Aceralia, sin embargo, ven esta posibilidad difícil. Consideran que su empresa, que supone el 43% de la producción del grupo que forma con Arbed, está suficientemente saneada y cuenta con unas instalaciones que están entre las más modernas del grupo. Los resultados de Aceralia el pasado año la colocan en un ratio de eficacia excepcional. La buena marcha del mercado del acero ha hecho que su beneficio neto suba un 178% respecto al del pasado año y alcance los 60.117 millones de pesetas.

A estos buenos resultados se añade que el plan industrial del nuevo grupo va a dar un papel primordial a Asturias y País Vasco, ya que las plantas costeras van a ser claves. Así se recoge directamente la idea de fomentar el desarrollo del llamado eje Avilés-Gijón (Asturias). Asimismo, las instalaciones de la Acería Compacta de Bizkaia verán cómo duplican su capacidad de producción.

Pero más allá de esos planes, Aceralia va a rebasar el compromiso que adquirió con la SEPI de invertir 140.000 millones de pesetas, ya ha superado los 100.000. El plan 2000-2004 prevé una inversión de 166.000 millones de pesetas. El 49% se destinará a aumentar la gama de productos que dan un mayor valor añadido, los más sofisticados; el 27% a reducir costes y mejorar la calidad; un 11% a mantenimiento; el 6% a medioambiente; y el 7% a eventualidades del mercado. Estos desafíos van a exigir producir más acero.

Las previsiones para Aceralia confirman en cierta forma la apuesta de Mer: 'El mercado español está en crecimiento. Es el que tiene mayores posibilidades de expansión. Aplicaremos una estrategia de mejora paulatina'. La vocación de expansión de Aceralia en los últimos años se ha visto reflejada en la integración de dos de los principales grupos vascos del acero: Aristrain y Marcial Ucín. Las dos familias mantienen ahora una participación en el accionariado. En el segundo caso no llega al 2% del capital, pero en el primero es el 10,8%.

Los planes de expansión del grupo Aceralia se convertirán en los planes para España de Newco, que se espere entre en funcionamiento el próximo otoño. Los accionistas de referencia serán los de Usinor y la sede estará en Luxemburgo. La siderurgia española estará en el primer fabricante mundial de acero, en la empresa europea del acero, pero no dejará de ser la hermana pequeña. Y ello a pesar de que sus plantas sean las que se encuentran menos necesitadas de ajustes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_