Un puñado de dólares para afrontar la jornada
Las principales oficinas de cambio de divisas del centro de Estambul no presentaban ya a media tarde de ayer las colas que se formaron 24 horas antes, al aprobarse la libre fluctuación de la lira turca. 'Hoy incluso hemos empezado a vender dólares', explicaba Ramazan Yilmaz, director de la agencia de cambios Bamka de Taksim, en la orilla europea de Estambul.
En el sótano de la agencia, un búnker separado del ajetreo de los curiosos que anotan los movimientos del mercado de divisas, las máquinas de contar billetes de 100 dólares funcionaban a pleno rendimiento hasta convertir en un dibujo animado el retrato de Benjamin Franklin. 'No puedo alegrarme por el hecho de que el negocio vaya mejor cuando hay tanta gente que ha resultado empobrecida por la devaluación', admitía Yilmaz.
Los turcos son emprendedores y no se desaniman fácilmente ante las adversidades, como demostraron en el terrible terremoto que sacudió el país en agosto de 1999, cobrándose más de 7.000 vidas y dejando en la ruina a casi todo el noroeste del país, incluidos algunos barrios de Estambul.
En Turquía se recuperan ahora las viejas costumbres y se cambian unos pocos dólares o marcos alemanes a lo largo de la jornada, en función de las necesidades de efectivo para el desayuno o el taxi. Como siempre, unos pierden y otros ganan. Como Sengül Demirci, de 22 años, empleada en una fábrica de calzado que se dedica a la exportación. 'Nosotros cobramos en dólares', se justificaba con una sonrisa distante, 'como en muchas empresas'. Un par de zapatos pasó a costar ayer en su fábrica 65 dólares (alrededor de 12.000 pesetas), una tercera parte del importe de la pensión mensual media de un jubilado en Turquía.
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