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Columna
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El revés de la trama

Lo que está ocurriendo en el Parlamento de Andalucía no parece sino una lastimosa pesadilla. Un cúmulo surreal de despropósitos. Lamentable fue que todo un vicepresidente de la Cámara se dejara caer con la frasecita, 'los moros, que se vuelvan a Marruecos, que es donde deben estar', pronunciada el pasado día 7, precisamente en el contexto de una sesión parlamentaria dedicada al gravísimo problema de la inmigración ilegal, y probablemente en el seno de una conversación privada de tintes racistas. Pero más lamentable es toda la trama de intoxicaciones, mentiras, delaciones y traiciones que corrieron por la otra cara del escenario, según cabe colegir de indicios, verdades a medias y contradicciones.

Hasta donde es posible conocer los hechos, y con la crónica todavía en caliente, todo parece indicar que la dirección del PSOE (y no sólo su portavoz parlamentario, José Caballos), fue engañada por dos diputados, uno de ellos de su propio partido, en el señalamiento del culpable principal de la conversación. ¿Con qué fin? Es pronto para saberlo. Más lamentable es que esa misma dirección decidiera subir el diapasón de la polémica, sin base segura, creyendo que podía causar un deterioro importante a su adversario político, el PP. Un error político grave. No menos grave es que el autor confeso de la genial aproximación histórica al problema de los inmigrantes (que resultó ser otro vicepresidente de la Cámara, y del PSOE) dijera, al momento de despedirse de su ejecutiva: 'Sólo os pido que no hagáis caso a lo que dice y hace Pepe Caballos'. Enigmática frase recogida en la sagaz información de dos periodistas de este medio, Lourdes Lucio e Isabel Pedrote, el pasado día 17, que nadie ha explicado, pero que necesita de una explicación.

Otras muchas incógnitas siguen acumuladas en una secuencia de hechos todavía insuficientemente esclarecidos, como por ejemplo: ¿Por qué salta a la opinión pública este asunto, desde una grabación casual efectuada por una cámara de TVE, que controla el Gobierno central? ¿Por qué un diputado andalucista, Ildefonso Dell´Olmo, proporciona hasta tres versiones diferentes de lo ocurrido? ¿De qué hablan los líderes del PA y del PP entre bastidores, en medio de toda esta pesadilla? ¿Es cierto que el Presidente del Parlamento -que también ha estado haciendo extraños equilibrios en esta historia-, conocía por ese mismo diputado lo realmente ocurrido en la necia conversación? Y por cierto, ¿cuántos y quiénes participaron en ella? Hasta ahora no tenemos más que respuestas incompletas, confusas y tardías, como todo lo que ha sucedido en esta triste crónica, a excepción de las disculpas que presentó, en tiempo y forma, Rodríguez Zapatero a su homólogo Javier Arenas.

Sabido es que la política no es precisamente el arte de la verdad, pero hay límites, y grados, que debería respetar todo el mundo. Porque lo que ahora está ocurriendo es que se está poniendo en solfa la institución misma, y no digamos a sus actuales inquilinos. Una institución, no hay que olvidarlo, que costó mucho coraje sacar adelante, en desigual pelea del pueblo andaluz con todos sus adversarios históricos, aquel inolvidable 28 de febrero de 1980. Dentro de unos días, qué casualidad, aniversario. A ver qué vamos a celebrar este año.

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